lunes, 20 de septiembre de 2010

¿Cómo nos ponemos enfermos? ALGUNAS DE LAS CAUSAS

El papel de las toxinas de las carencias
Comprender que el terreno puede degradarse es darse cuenta de que depende totalmente de los aportes exteriores para construirse y renovarse. Las sustancias nutritivas contenidas en los alimentos sirven para la elaboración de células y líquidos orgánicos; además nuestro cuerpo funciona gracias a ellas.

Si los aportes alimenticios son superiores a las necesidades del organismo, este se encuentra en presencia de sustancias que no puede utilizar. Se ve obligado a almacenarlas y las acumulan en los tejidos. Los alimentos también pueden contener sustancias químicas o sintéticas (colorantes, concertantes, etc.). Como la naturaleza no tiene nada provisto para su utilización, estas sustancias mas o menos toxicas* se estancan en los tejidos y modifican el terreno según sus características.

Aunque la alimentación sea adecuada, los residuos pueden acumularse en el cuerpo. Esto se produce cada vez que las preocupaciones, los miedos, el estrés, etc. perturban el metabolismo.

En este casos la digestión se efectúa mal y los alimentos dan lugar a una multitud de residuo, que se designan con el término general de toxinas. En naturopatía, se distinguen dos tipos principales de toxinas: los cristales, procedentes del metabolismo de las proteínas y los ácidos, y las colas, que provienen del metabolismo de los almidones y las grasas.

Los dos tipos de toxinas.

Todas estas sustancias, toxicas o no, que se encuentran en exceso en el organismo impiden que este funcione correctamente, y se consideran la causa principal de la degradación del terreno y, por lo tanto, de la aparición de las enfermedades.

La sobrecarga del organismo en residuos también puede tener como causa una mala degradación y una mala utilización de las sustancias alimenticias debidas a una falta de actividad física y a la suboxigenación que resulta de ella.

Por otra parte, es posible que los emuntorios previstos para la eliminación de las toxinas trabajen insuficientemente, obligando con ello al cuerpo a conservar residuos en los tejidos.

La actividad normal de una célula también produce residuos, pero de forma mínima. Sin embargo, existe peligro cuando las células están enfermas. En este caso, pueden extraer muchos mas residuos, que envenenan progresivamente todo el organismo.

De modo que los factores que dan lugar a la intoxicación y la degradación del terreno son múltiples, pero en todos los casos se trata de residuos constituidos por los aportes mal metabolizados. Por eso, la higiene de vida y sobre todo la higiene alimentaría son tan importantes.

Según los alimentos, las bebidas, los medicamentos y los estimulantes que consumamos, degradamos nuestro terreno o, al contrario, lo conservamos sano y resistente.

Existe otra gran causa de degradación del terreno, producida no por un exceso en el organismo, sino por una falta.

Las carencias se dan cuando faltan las sustancias nutritivas indispensables para la construcción y el funcionamiento del organismo. Estas sustancias nutritivas o nutrientes son las proteínas, los glúcidos, los lípidos, las sales minerales, las vitaminas y los oligoelementos. La composición del medio interior solo se mantiene si se le aportan los elementos necesarios. Si unos de ellos se ingieren en cantidad insuficiente, el funcionamiento orgánico se ralentiza inmediatamente. Cuando este elemento falta por completo, las funciones que dependen de el ya no están aseguradas. Si este estado carencial se prolonga, puede conducir a una alteración crítica en el organismo.

En nuestra sociedad de la abundancia parece difícil caer enfermo a causa de las carencias alimentarías, pero en realidad no solo es posible, sino incluso muy fácil. Los alimentos actuales nos proporcionan cada vez menos lo que el organismo necesita, porque a su vez son carenciales a causa de los métodos de cultivo y de crianza, así como por los múltiples procedimientos de refinado que sufren (refinado de los cereales, los aceites, el azúcar, etc.).

Otra causa de carencias reside no en un aporte inadecuado de nutrientes, sino en su destrucción por sustancias químicas contenidas en los alimentos a los medicamentos, sustancias que actúan como anti vitaminas o inhibidores de los oligoelementos.

Los regímenes unilaterales, en los que se excluyen sistemáticamente ciertos alimentos, contribuyen también a las carencias, a causa de la falta de variedad en los aportes.

Cuando las carencias se prolongan, lo cual ocurre si los hábitos alimentarios desfavorables se mantienen, se producen modificaciones importantes de la composición de los líquidos orgánicos y un debilitamiento progresivo e insidioso de las fuerzas de resistencia del cuerpo.

Además, debido a la interdependencia de todos los elementos nutritivos para su buena utilización, la falta de una sustancia comporta, en una reacción en cadena, toda una serie de otras carencias.

Un organismo carencial funciona peor, elimina peor y, por consiguiente, la tasa de sobrecarga aumenta.
 
Lic. Alejandro Kordylas
Naturopata M.P 2328
Téc. En Emergencias Médicas
M.Prov. 012
Coordinación Personalizada

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