Una investigación realizada desde la Facultad de Humanidades de la UNNE analizó la vigencia de creencias, costumbres y tradiciones en Loreto y San Miguel, provincia de Corrientes, que albergan habitantes considerados descendientes directos de los guaraníes que llegaron a esta zona y que se fusionaron con la población criolla.
Las localidades de Loreto y San Miguel, ubicadas en la frontera occidental del Iberá, comparten el mismo origen histórico ligado a las ex misiones jesuíticas de guaraníes que migraron originariamente de la región del Guayrá -Brasil- a principios del siglo XVII, para asentarse en el actual territorio de la provincia de Misiones. Posteriormente, en el año 1817 deciden trasladarse hacia el sur en busca de paz y refugio, ubicándose definitivamente en los alrededores de los Esteros del Iberá.
Actualmente, sus pobladores, se reconocen descendientes de los guaraníes que llegaron a esta región, trayendo consigo pautas y costumbres de la época misionera. Dichas raíces quedan de manifiesto en el ordenamiento de la planta urbana y sus prácticas cotidianas como la medicina popular o “curanderismo”, la alimentación, las festividades y la lengua, que continúan vigentes en el presente, tomando nuevos significados constantemente.
“Teniendo en cuenta este origen guaraní, se buscó indagar sobre las representaciones y simbolismos en estas localidades, en relación con dos aspectos destacados como lo son, las creencias y la alimentación, para poder observar el sentido actual de estas prácticas culturales en constante dinamismo y resignificación”, comentó la licenciada Paola Barrios, autora del estudio.
Para la investigación se realizó un estudio de fuentes documentales, recabadas en bibliotecas y archivos de Corrientes y Chaco, y un estudio etnográfico para el relevamiento de testimonios orales y el registro de prácticas cotidianas.
De acuerdo al estudio, existe una persistencia de costumbres y tradiciones guaraníes, mezcladas con las cristianas, siendo Loreto la localidad que más mantiene su identidad, manifiesta por ejemplo en el habla cotidiana de la lengua nativa, dijo la investigadora.
Religión. La religiosidad se inscribe en un contexto muy amplio que va desde veneraciones reconocidas por la ortodoxia católica, como la Virgen de Itatí, hasta una amplia gama de santos erigidos popularmente como el Gaucho Gil y San La Muerte, además de las creencias guaraníes. “Se observa un sincretismo proveniente de la mistura de religión católica con las creencias heredadas de sus ancestros guaraníes, manifiesto en su fe actual”, agregó Barrios a la Revista CyT.
Asimismo, la religión católica ocupa un lugar destacado en la vida cotidiana, la cual es vivida de manera comunitaria- oficial a través de concurrencia a misas, novenas y fiestas patronales; pero también manera comunitaria-popular en altares y capillas familiares donde se puede observar la imagen de la Virgen María junto a las de santos católicos.
Del mismo modo, nunca han dejado de practicar el curanderismo con yuyos, hierbas medicinales, plumas y tinta china, que se combinan con la “cura en secreto” bajo la protección de la Virgen y los Santos. Las curaciones se realizan en capillas ubicadas, como espacios sagrados, a un lado de la vivienda de la curandera, quién realiza el ritual los días viernes y debe repetirlo en tres ocasiones consecutivas.
Los males más comunes que se curan son: ojeo en niños y adultos, pata de cabra, fuego de san antonio o culebrilla, empacho, ombligo en recién nacidos, hemorroides, hernias, etc.
Otras prácticas que se llevan a cabo son: el culto a los muertos, a las cruces, reliquias protectoras o amuletos, ángeles tomero (ángeles somos), caraí octubre. También, revisten importancia, las leyendas que refieren al origen de las cosas, seres sobrenaturales y antiguos personajes del lugar.
Alimentación. La alimentación está ligada con fuerza, a las etapas del año y a las celebraciones, en tanto que, las formas de elaboración constituyen una costumbre que pasa de generación en generación, entre mujeres. Se basa fundamentalmente en comidas preparadas con maíz, mandioca y sus derivados; siendo los platos más típicos: borí borí, mbutacá, mbeyú, chipá mbocá, mbopí, mbaypui. No obstante, la dieta se complementa con carne de carpincho, yacaré, vaca y cerdo.
Logros. “Se ha logrado arrojar luz sobre una temática poco explorada en un espacio que solo ha sido objeto de estudio desde las Ciencias Naturales, debido a la exuberancia y variedad de especies vegetales y animales, que exhibe. Se ha contribuido entonces, a rescatar el patrimonio intangible de poblaciones que aún se identifican con su pasado guaraní y que han producido un verdadero sincretismo” del mismo, con la cultura hispano-criolla” dijo la autora.
Barrios expresó que a través de la investigación se pudo averiguar la significación de experiencias ancestrales, el surgimiento de nuevas experiencias de identidad, la reelaboración y reinvención de las creencias y tradiciones de la población del Iberá.
Explicó que las misiones de guaraníes fundadas por los Jesuitas en distintas áreas son objeto de estudios arqueológicos, “pero estas poblaciones guaraníes originadas espontáneamente en suelo correntino son para nosotros de interés histórico y etnográfico”.
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