La historia de la Guerra de las Malvinas ha sido presentada desde distintos puntos de vista, con relatos más o menos fidedignos, pero ajustados a hechos y a evaluaciones que, las más de las veces se sobrecargan de subjetivismos. Hoy reporteamos, es decir, lo ponemos del otro lado del mostrador, a un veterano periodista, don Alfredo “Tico” Meli, el hombre que, como corresponsal de la desaparecida agencia de Noticias Saporiti, tuvo la primicia del inicio de las acciones bélicas con el Reino Unido, aquella mañana del 25 de abril de 1982, en las Islas Georgias del Sur.
Teniendo en estos días ya más de 60 años, el periodista que desde marzo de 1975 trabaja en la Dirección de Información Pública, repartición donde actualmente es jefe del Departamento Prensa, recuerda cada paso dado como redactor, en aquellas circunstancias de beligerancia plena que vivía la Argentina.
Consultado sobre cómo obtenía la información, Meli relata que “por aquellos años, el secretario general de la Municipalidad había adquirido para el Cuerpo de Radio de la comuna capitalina, un “transceptor” (transmisor y receptor en un mismo equipo) de Banda lateral Única –BLU- que con una poderosa antena actualmente existente en el edificio de la avenida Artigas, se realizaban radioconversaciones (RCV – Romeo Charly Víctor) con estaciones repartidas alrededor del mundo!
Explicó luego que “con ese equipo, los operadores Oscar Furnari y Céspedes, lograron contactar a la estación LU 4 DLM a cargo de Gustavo Adolfo Richarson, quien paso a paso y en presencia de este periodista, va relatando detalles del primer ataque a nuestros connacionales por parte de fuerzas británicas, en el puerto Gutvykin, en la isla San Pedro, perteneciente al archipiélago de las Gerrgias”.
“Eran las 11,20 de la mañana, cuando pasé vía télex, la información a la central de Saporiti, en Buenos Aires y de allí al mundo”, dijo, añadiendo que “había comenzado la guerra, algo que la mayoría no queríamos que ocurriera”.}
La pregunta obvia fue sobre la seriedad de las fuentes de información, explicando que “por esas cosas raras que tiene la radiofonía, Richarson entraba con sensación de presencia en Corrientes, pero no podía ser captado en Puerto Belgrano, sede del comando del TOAS –teatro de Operaciones del Atlántico Sur-, lugar desde donde, no sólo confirmaron que Richarson estaba en Gutvykin, sino que los posteriores detalles de los ataques desde el barco inglés Exeter, y la defensa desde el submarino nacional ‘Santa Fe’, quedaron ratificados por la historia posterior”.
Indicó asimismo que “mayores detalles los escribimos y grabamos en casetes en el marco de un informe que tuvimos que rendir junto con Furnari y Céspedes, al almirante Vaihinger, quien por estos hechos viajó en un avión especial desde Bahía Blanca a Corrientes”.
“Cuchilleros Correntinos”
“En esos días el aire triunfalista abundaba en el corazón de todos los argentinos”, señaló luego de finalizada la primera parte del reportaje y “nadie podía sustraerse a ese estado de ánimo, porque la información manipulada que nos llegaba, nos obligaba a ello”.
Reconoció que “por esa razón, no pude evitar que mi sangre hirviera cuando leí en el diario “Clarín” de Buenos Aires, en su edición del 13 de mayo, que el lujoso trasatlántico ‘Queen Elizabeth’ había partido el día anterior con tres mil marines, entre ellos 659 ‘gurkas’, cipayos nepaleces que anunciaban que eran feroces y que venían con sus dagas de treinta centímetros de largo, llamadas ‘hurhia’, para combatir como primera línea en el frente de batalla”.
Conmovido, recordó que “me senté en mi viejo telex y, en lo que podría decirse formaba parte de la ‘guerra psicológica’, inventé algo que profesionalmente siempre me cuestioné, ‘el batallón de Cuchilleros Correntinos’, que, escribí, con sus facones de medio metro de hoja, iban a esperar a los gurkas, con el aditamento de ser reconocidos por su coraje y su grito de guerra, el sapukay”.
Citaba como supuesta fuente, “un teniente coronel de la guarnición militar Corrientes, que no quiso identificarse, añadiendo que el batallón de Cuchilleros Correntinos era de mil hombres y estaban partiendo hacia las Malvinas”.
Reconoce que “lo escribí y no lo releí, simplemente apreté el ‘enter’ y el despacho fue a Saporiti y en contados minutos, ya daba la vuelta al mundo. Fue una nota que, quizás hoy, no la escribiría –dice con tono de duda- pero con algo más de 30 años, no medía consecuencias. Fui severamente criticado por algunos colegas, incluso de Corrientes, pero también fue ensalzado por otro sector de la prensa”.
“Incluso dio lugar a un sinfín de comentarios y notas en medios escritos y orales del país y del exterior”, apuntó, agregando que “hasta el embajador argentino en Venezuela, el correntino Juan Aguirre Lanari, que luego reemplazaría como canciller a Nicanor Costa Méndez, mandó al gobernador militar de Corrientes, Juan Alberto Pita, un telegrama donde relataba la emoción que sentía luego de haber leído esa ‘noticia’ en los diarios de Caracas”.
La conversación da para más, ya que son muchas las anécdotas y los hechos que rodean a este periodista en relación a la guerra de las Malvinas. Con el muchas gracias y hasta cualquier momento, queda sellado el compromiso de volver sobre el tema.
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