domingo, 21 de febrero de 2010

DISCAPACIDADES DEL DESARROLLO

DIRECTORA: DRA. MARCELA LÒPEZ. NEURÒLOGA
Existen muchas afecciones que presentan problemas similares de retraso intelectual y motor; o de retraso y desorden. Todas estas afecciones se denominan discapacidades del desarrollo.


Las citadas discapacidades pueden deberse a:

1- Alteración intelectual, originada por varias alteraciones metabólicas,(P.E. diabetes, hipotiroidismo, ictericia neonatal) ,anomalías cromosómicas ( la más frecuente es la de Down), alteraciones del cráneo y del cerebro en el momento de la formación fetal , o bien en el momento del parto cuando ocurre hipoxia o sufrimiento fetal (“el bebe nació ahogado, tardo en llorar”, refiere el familiar).

2- Presencia de alteraciones no motoras que pueden retrasar el desarrollo, como ser ceguera, y otras alteraciones importantes en la percepción del niño en sí mismo o con respecto al medio que lo rodea, que lo torna torpe, con movimientos disociados ( no puede coordinar los movimientos necesarios para la vida diaria, como vestirse, comer, correr, etc.)

3- Ausencia de estimulo normal asociado a problemas económicos, sociales y emocionales, incluyendo la depresión materna y violencia familiar.

4- Desnutrición, que generalmente va unida a un entorno carenciado, con el circulo vicioso de la pobreza. Una vez superada la desnutrición del niño, la falta de estimulo por parte de los cuidadores, que a su vez fueron desnutridos, retrasa notablemente el desarrollo del niño.

En el cuadro clínico existen tres aspectos que se consideran primordiales:
1- Retraso en el desarrollo en relación a la adquisición de nuevas habilidades que deberían lograrse a la edad cronológica del niño.
2- Persistencia de un comportamiento infantil en todas las funciones, incluyendo reacciones reflejas que corresponden a estadios más primitivos del desarrollo.

3- Ejecuciones de múltiples funciones mediante patrones jamás vistos en bebes y niños normales...esto se debe a los síntomas patológicos tales como la hipertonía, hipotonía, movimientos involuntarios y alteraciones biomecánicas secundarias a la lesión cerebral.

El tratamiento deberá iniciarse tan pronto como sea posible, abordando al niño teniendo en cuenta que presenta, generalmente, múltiples deficiencias. El tratamiento deberá orientarse hacia los mecanismos neurológicos de la postura, equilibrio y movimiento, sin descuidar los aspectos psicológicos y sociales. Solo es posible realizarlo con un equipo multidisciplinario.

En una oportunidad, un concejal correntino, angustiado por la cantidad desbordante de pases libres para transporte urbano, me pregunto si era posible que existieran “tantos discapacitados”. La respuesta es muy simple si consideramos los puntos 3 y 4 citados al principio de la nota.

La Sra., presidente está preocupada por la deserción escolar en la escuela secundaria, es obvio que un cerebro que no se desarrollo correctamente en la niñez, queda estancado en un nivel muy inferior, rozando la discapacidad, en los jóvenes aparentemente “normales”.

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