En un duro y directo mensaje, el arzobispo de Buenos Aires, cardenal Jorge Bergoglio, advirtió ayer que el pueblo está cansado de la crispación, las agresiones y los enfrentamientos.
La advertencia de la principal figura de la Iglesia argentina, que reclamó, además, "fomentar la cultura del encuentro y del diálogo", llegó en momentos en que el Gobierno y la oposición atraviesan un período de fuerte enfrentamiento.
"El diálogo nos hace bien a todos. Es difícil, porque supone salirse de sí mismos y ponerse en el lugar del otro. Pero hay que dar pequeños pasitos hacia el encuentro", dijo Bergoglio, en un diálogo que mantuvo con la prensa al retirarse de la Unidad Penitenciaria N° 20 del Hospital Borda, donde compartió con los internos la celebración religiosa del Jueves Santo.
"Nuestro pueblo fiel está cansado de un mundo que agrede, que enfrenta a hermanos contra hermanos, que destruye y calumnia. Nuestro pueblo no quiere sacerdotes crispados", había dicho por la mañana, al presidir la misa crismal en la Catedral.
"Yo les hablé a los curas y a mí en primer lugar. Que los políticos juzguen las cosas de los políticos", dijo enfáticamente wel cardenal, con la intención de evitar polémicas con el Gobierno. Sin embargo, sus palabras se extienden a la dirigencia política y social, al declarar que "el diálogo nos hace bien a todos" y que toda responsabilidad de conducción requiere las virtudes de la "paciencia y mansedumbre".
El presidente del Episcopado insistió en que hay que promover la cultura del diálogo "frente a todo tipo de desencuentro; en la familia, en la escuela, en el barrio, en todos lados". "¿En la clase dirigente hay vocación de diálogo?", se le preguntó. Y respondió: "No sé. Que los políticos lo juzguen".
Bergoglio pronunció su mensaje luego de sucesivos gestos del Gobierno que se interpretaron como un acercamiento en la difícil relación con la Iglesia. La presidenta Cristina Kirchner recibió hace dos semanas en su despacho a la conducción del Episcopado, encabezada por Bergoglio, y el martes último anunció su intención de celebrar el Bicentenario con un tedeum en la basílica de Luján el próximo 25 de mayo.
"La crispación viene de pretender controlar el propio poder", dijo el cardenal en la Catedral Metropolitana. Por la tarde, la definió como "una tentación de impaciencia".
Para insistir en la necesidad de actuar con mansedumbre, Bergoglio citó pasajes bíblicos combinados con palabras de uso cotidiano: "Si te dan un sopapo, poné la otra mejilla". Y puso un ejemplo extremo: "Jesús sufrió torturas, calabozo, corona de espinas y un juicio trucho. Y no se defendió".
"Es verdad que siempre estamos con problemas; a uno se le pueden escapar los pájaros o ponerse nervioso. Pero siempre tenemos que hacer un esfuerzo grande para mantener la mansedumbre", señaló Bergoglio, en diálogo con la prensa, un hábito poco frecuente en los doce años que lleva al frente del arzobispado.
Ayer respondió a todas las preguntas, pero eludió referencias directas al Gobierno. Habló, en cambio, de los combatientes caídos en la Guerra de las Malvinas, cuyo aniversario coincide hoy con el Viernes Santo. "Muchos regaron con su sangre el suelo de las islas y muchos eran jóvenes. No los perdamos en nuestra memoria y recordémoslos con gratitud."
Frente a una pregunta por violaciones de los derechos humanos, remitió a los documentos de la Iglesia. "Ahí está clarísimo", dijo.
Bergoglio hizo en la Unidad Penitenciaria N° 20 del hospital Borda el rito del lavatorio de pies a doce internos, como gesto de humildad. La unidad penal cuenta con unos cien internos, entre los que se encuentra el detenido Martín Ríos, conocido como el "tirador de Belgrano".
Pequeñas confrontaciones
Otros obispos sumaron su voz al reclamo de mayor diálogo en los ámbitos políticos y sociales.
El arzobispo de Santa Fe y vicepresidente segundo del Episcopado, monseñor José María Arancedo, dijo: "Las pequeñas confrontaciones nos debilitan como nación y nos alejan de los verdaderos problemas que hacen al bien y a las necesidades de nuestra gente".
En tanto, el arzobispo de Mendoza, monseñor José María Arancibia, llamó anoche a gobernantes y ciudadanos a buscar "una renovación interior" para "superar los males más hondos de la discordia o el inútil enfrentamiento, la injusta desigualdad social, la falta de solidaridad y la exclusión de los más pobres".
LLAMADO Y DISCULPAS AL CARDENAL
Al llegar al hospital Borda, para celebrar una misa en la Unidad Penitenciaria N° 20, el cardenal Bergoglio tuvo que demorar más de diez minutos para entrar porque el personal de seguridad del nosocomio no contaba con directivas para permitir el ingreso de periodistas, fotógrafos y cámaras de TV. Una vez adentro, Bergoglio recibió una llamada del ministro de Justicia, Julio Alak, que se disculpó. La prensa debió esperar una hora y media para hablar con el cardenal en la calle, ya que por desinteligencias entre el personal del hospital y el Servicio Penitenciario no pudo ingresar, pese a que se había montado una sala para realizar una conferencia de prensa.
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