lunes, 13 de julio de 2009

Padres embarazados: Síndrome de la Covada


Generalmente se habla de los cambios de ánimo que sufren las futuras mamás durante el embarazo, pero poco se discute sobre cómo afecta al padre. Al fin y al cabo los dos esperan un bebe.

La innumerable cantidad de cambios a los que asistimos casi a diario, nos sorprenden cada vez más y abarcan una gran diversidad de terrenos. Esto se puede ver tanto en la tecnología como en las personas. Uno de los más significativos es la forma en que comienzan a vivirse los embarazos. Lo que antes en general era un tema más femenino, poco a poco se convierte en un asunto de dos, como lo es, por supuesto. Hoy es muy común que los padres acompañen a las futuras madres a los controles prenatales y cursos de preparto pero esto no parece terminar ahí.

Algunos hombres hasta llegan a experimentar antojos y náuseas como los que tienen las mujeres. Este es un fenómeno reciente que se denomina síndrome de Covada, que viene del término francés couver que significa incubar. Se puede llegar a presentar en los padres que esperan con mayor ansiedad la llegada del bebé. El origen de esto puede rastrearse en algunos antiguos pueblos europeos donde se acostumbraba que los futuros padres fingieran tener los mismos síntomas que las futuras madres. En los tiempos actuales se cree que este síndrome tiene un trasfondo psicológico y se puede dar en parejas fusionadas en extremo. Se puede diagnosticar el síndrome de Covada si el futuro padre presenta:

Aumento de peso
Cambios en los hábitos alimenticios
Alteraciones del estado de ánimo
Antojos
En caso de ser fumador, aumento del consumo
Excesiva preocupación por el aspecto económico de la pareja

Estos síntomas pueden llegar a aparecer en el primer trimestre y también a veces vuelven en el tercero. Si analizamos un poco el aspecto psicológico de este fenómeno podemos observar que la mayoría de los síntomas tienen que ver con la llegada de la noticia y la inminencia del parto, motivos que aumentan la ansiedad y la sensación de responsabilidad.

Como conclusión y dejando de la lado los casos extremos, el embarazo siempre, siempre es de a dos.

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