El célebre niño faraón habría sufrido, además, de un grave trastorno de los huesos
John Noble Wilford
The New York Times
Tutankamón, el niño faraón, era debilucho, lisiado y sufría de "múltiples desórdenes" cuando murió, a los 19 años, alrededor del 1324 a.C. Los científicos lograron determinar su más probable causa de muerte: un grave brote de malaria combinado con un trastorno degenerativo de los huesos.
Los investigadores dijeron que ésta sería "la prueba genética más antigua de la existencia de la malaria en momias datadas con precisión". Varias otras incluidas en el estudio también mostraron evidencias de ADN de la presencia del parásito de la malaria, el Plasmodium falciparum .
El estudio se publicó ayer en el Journal of the American Medical Association . Anteriores exámenes de la momia de Tutankamón habían revelado una fractura reciente, posiblemente por una caída. Esto puede haber contribuido a debilitar aún más su sistema inmune, ya dañado por la malaria y otros desórdenes, dijeron los científicos.
Además, el análisis genético de las once momias del estudio estableció conexiones familiares a lo largo de cinco generaciones del linaje de Tutankamón. Las identidades habían sido previamente develadas para sólo tres de ellas. Ahora, los investigadores afirman que gracias a los exámenes pudieron identificar la que corresponde al padre de Tutankamón, a su madre y abuela, y a otros probables parientes.
La investigación, que duró dos años y finalizó en octubre pasado, fue dirigida por Zahi Hawass, el egiptólogo que conduce el Consejo Supremo de Antigüedades de El Cairo, e incluyó a médicos y antropólogos de Egipto, Alemania e Italia.
Tutankamón, hijo y sucesor de Akenaton, es muy conocido por el gran público. El descubrimiento de su fastuosa tumba en 1922, por el arqueólogo Howard Carter, en el Valle de los Reyes, causó sensación.
Una impresión que surge de la nueva investigación es que el poder y la riqueza de la familia real no les ahorraron enfermedades ni discapacidades físicas. Varias momias revelaron haber sufrido labio leporino, pies planos y degeneración ósea. Cuatro de las once estudiadas, incluyendo la de Tutankamón, contenían rastros de malaria. A esta última también se le diagnosticaron varias otras patologías, incluido un desorden de los huesos conocido como enfermedad de Kohler II, que no es mortal. Pero también lo afligió la necrosis ósea avascular, un trastorno en el que el suministro disminuido de sangre a los huesos produce un grave debilitamiento o destrucción del tejido. Los efectos de esta enfermedad definitivamente alteraron la estructura de su pie izquierdo, lo que explicaría la presencia de bastones en la tumba.
El domingo 28 de febrero y el lunes 1° de marzo, a las 21, Discovery Channel emitirá El ADN de Tutankamón, un programa en dos partes durante el cual el doctor Hawass y otros investigadores discutirán estos hallazgos.
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