La Dirección General de Bromatología y Abastecimiento recomienda a los comerciantes elaboradores de alimentos la no utilización bajo ningún concepto de materia prima que pueda afectar la salud de la población, entre los que se encuentran especialmente aquellos de tipo perecedero.
En la perspectiva de la citada dependencia se refiere a los huevos cascados o de cáscara muy frágil, que habitualmente se encuentran a bajo precio en los locales de venta masiva de esos productos, los tomates en mal estado, o los que están en envases abollados o hinchados, o que han perdido su rótulo.
Asimismo, se ponga especial cuidado que no hayan sido atacados por plagas o expuestos al medio ambiente que los haga perder su naturalidad, tales como aquellos que hayan estado mucho tiempo al sol, o a temperaturas altas.
Especial cuidado los comerciantes deberán poner con las carnes, que por lo general despiden un olor característico en las heladeras o cámaras, y pueden producir contaminación cruzada con otros alimentos. Ante esta situación se recomienda la higiene con desinfectantes y lavandina de todo el ambiente donde haya estado alojado este producto.
Otro signo evidente de descomposición de las carnes y alimentos en general son aquellos que presentan líquidos resumantes, pegajosos, con mal olor y la aparición de una especie de algodón oscuro o gris , que denotan la presencia de hongos y bacterias en acción.
Es por ello, que aunque estos productos que a veces lamentablemente pueden encontrarse a la venta, tiene un precio muy inferior al resto de los de calidad, por lo que es una tentación para el consumidor, al que se expone a sufrir enfermedades que luego redundan en un grave perjuicio para su salud, y por ende, para su economía final.
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