Considerado el país más pobre del continente, enfrenta hoy uno de sus mayores retos tras ser devastado por un terremoto que destruyó gran parte de su infraestructura y dejó cientos de miles de muertos y desaparecidos.
Es sin duda una tragedia sin precedentes para una nación en la que el 80% de su población vive en la pobreza extrema y en la que el índice de mortalidad infantil es de 76 por cada mil nacimientos, la más alta de América.
Sobrevivientes deambulan por las calles en busca de comida o ayudaban a escarbar con las manos para intentar rescatar a quienes gemían por socorro, frente a lo cual numerosos países y organizaciones humanitarias comenzaron a enviar alimentos, equipos de auxilio, médicos y hospitales de campaña para atender a las víctimas y rescatar a quienes están atrapados.
La fundación ALAS expresó hoy en un comunicado; "Tristemente, en emergencias como estas los niños siempre son los más vulnerables. Según reportes de nuestra organización aliada Save the Children, la destrucción de las viviendas obligó a las familias a quedar en la deriva, dejando a los niños en situación de vulnerabilidad y con altos riesgos de adquirir enfermedades".
Han perdido la seguridad y el confort que le ofrecen las posesiones, las rutinas diarias y el contacto con amigos.
Por su bienestar y recuperación, es imperativo que recuperen lo antes posible una rutina normal. ¡Es imperativo que todos contribuyamos para que esto suceda!
Que esta catástrofe sirva para que gobiernos, organizaciones e individuos nos concienticemos sobre la dura realidad que Haití viene enfrentando y contribuyamos a su recuperación y desarrollo.
Para que los niños de Haití tengan mejores oportunidades para su futuro.
0 comentarios:
Publicar un comentario