La obesidad es, en este momento, una epidemia y un problema de salud pública que afecta a más de la mitad de la población adulta, y va en aumento alarmante en la población pediátrica. (Centro Integral de Endocrinología y Nutrición/ Av. 3 de Abril 869 - Corrientes, Argentina/ Turnos e Informes: (03783) 15700989- (03783) 435055 / 435122 Int. 280)
¿Por qué, si nuestros genes no han cambiado, tenemos en este momento mucha más obesidad que antes?
El mecanismo básico por el que se produce el exceso de peso es un desequilibrio entre la ingesta calórica y el gasto energético, que está muy relacionado con los nuevos e inadecuados hábitos de alimentación (aumento en la ingesta), así como el sedentarismo típico de esta vida moderna (disminución del gasto).
Las causas de la obesidad son muchas, hay factores genéticos, metabólicos, psicológicos y sociales entre otros, pero los que tienen mayor influencia son los siguientes tres:
1.Tendencia genética
2.Aumento de la disponibilidad creciente de alimentos
3.Sedentarismo obligado.
El genoma humano es atesorador –un rasgo evolutivamente favorable, inscripto en el genoma- gracias al cual hemos sobrevivido como especie en los innumerables períodos de hambruna que había en la antigüedad.
En los últimos años la sociedad humana sumó a ese rasgo atesorador de calorías de nuestro organismo, la sobredisponibilidad alimentaria y el sedentarismo obligado, y de esta manera es como tenemos hoy la epidemia global de obesidad.
Sin duda estos dos factores son decisivos en la precipitación del fenómeno de la epidemia de obesidad.
Es evidente que sobre los genes no podemos, hasta el momento, actuar. Pero los otros dos factores (sobreconsumo y sedentarismo obligado) son decisivos, y (al menos por el momento) son los únicos modificables. Su importancia es permanente tema de estudio. Es evidente que la vida urbana implica un sedentarismo obligado ya que la vida cotidiana no solo no lleva a la actividad sino que en la enorme mayoría de los casos la obstruye.
Muchos investigadores han propuesto que hay que buscar en este sedentarismo, que tanto nos diferencia del hombre prehistórico, la razón principal de la epidemia de obesidad. El hombre del paleolítico caminaba 19000 pasos por día, contra los 4000 a 6000 pasos promedio que camina un hombre en la actualidad. Pero por supuesto también el hombre del paleolítico se alimentaba de forma muy diferente, ya que comía frutos, raíces, vegetales y carnes, sin azúcares refinados, y recolectaba y cazaba para procurarse el alimento. Muy distinto a la vida moderna, en la que vamos en coche al supermercados, trasladamos en un carrito (o lo traslada algún ayudante…) hasta el coche los alimentos, o hasta podemos pedir telefónicamente que nos traigan lo que necesitamos a nuestra propia casa.
Para lograr un equilibrio energético, es importante el balance entre lo que comemos y lo que gastamos. La actividad física juega un papel central en la salud de los individuos y su ausencia es un determinante muy importante del desequilibrio energético. Está comprobado que la actividad física es uno de los mayores determinantes del uso de la energía del cuerpo. El hecho de aumentar la actividad física hace que el cuerpo utilice más calorías y logra que el balance calórico del cuerpo sea más favorable para no aumentar de peso.
Al mismo tiempo, si buscamos perder peso no alcanza sólo con aumentar el gasto energético de nuestro cuerpo sin preocuparnos en bajar las calorías ingeridas. Y cada uno de nosotros, aquí en Argentina, dispone de 3200 calorías al día, una cifra muy superior a las 2000 a 2400 calorías que necesita por día un adulto para mantenerse en un peso normal. La única manera que tenemos de guardar las calorías que consumimos pero no utilizamos es como grasa corporal.
Otras causas:
ENDOCRINAS
Hay enfermedades endocrinas que llevan a aumentar de peso en forma muy frecuente. Podemos citar a la Enfermedad de Cushing (niveles altos de cortisol). Hipotiroidismo (bajo nivel de hormonas tiroideas). Síndrome de Ovario poliquístico (niveles altos de hormonas masculinas en la mujer), entre las más frecuentes.
En CIEN realizamos una evaluación endocrinológica clínica y de laboratorio a fin de obtener un diagnóstico y tratamiento adecuados
PSICOLOGICAS
La obesidad tiene mucha relación con la psicología, ya que “elegimos” comer determinado alimento, determinada cantidad, en determinado momento, y lo mismo sucede con el movimiento. Pero las elecciones no tienen la misma motivación en todos. ¿Por qué comemos? ¿Comemos lo que nos es necesario? ¿Lo que podemos comprar? ¿Lo que nos dá placer? ¿Por qué nos movemos?.
La psicología es ampliamente abordada en CIEN, teniendo como opciones el abordaje individual o en nuestros grupos motivacionales.
MEDICAMENTOSAS
¿Realmente engordan los medicamentos?. En algunos casos, el aumento del peso que producen los fármacos se debe a retención hídrica y no a grasa, mientras que en otros el medicamento aumenta la ingesta, o tiene un efecto directo sobre los depósitos de grasa.
Algunos medicamentos pueden llevar a aumentar de peso, por ejemplo algunos antidepresivos como la imipramina, antiepilépticos, antipsicóticos, litio, insulina, corticoides, han demostrado un aumento de grasa y una ganancia de peso importante.
En general, la interrupción del tratamiento con estos medicamentos es suficiente para revertir la tendencia a aumentar de peso y se pierde lo ganado.
Los pacientes con obesidad se pueden beneficiar con tratamientos médicos (plan alimentario, actividad física, apoyo psicológico, fármacos) o quirúrgicos siempre que se hagan de manera controlada y por profesionales responsables. En CIEN evaluamos a cada paciente en particular, para ofrecerle el mejor esquema de tratamiento.
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