martes, 26 de octubre de 2010

Vacunarse no es COSA de niños.

VACUNAS Y ADULTOS
Dra. María Andrea gajo Gane
Medica infecto loga

Son muchos los adultos que mueren o se complican con hospitalizaciones o situaciones de gravedad a causa de enfermedades que hubieran podido prevenirse con un pinchazo. Por eso, una de las metas de la Organización Mundial de la Salud es la inmunización masiva de los "mayorcitos" 

Efectivamente, enfermedades que pueden prevenirse por inmunización, producen una mortalidad importante en los adultos desprevenidos. De hecho, la tasa anual de muertes por estas causas en Estados Unidos es similar a la de los accidentes viales o el Sida. Incluso, fallecen más adultos que niños por estas enfermedades.

Por ejemplo, entre 50 y 70 mil personas mueren anualmente debido a infección por neumococos, influenza (gripe) y hepatitis B, mientras que en niños el número de defunciones no pasa de 500.

Es que, sí bien se han creado normas claras sobre la aplicación de vacunas en estos grupos, se calcula que en los países en desarrollo de 15% a 35% de la población susceptible ha sido vacunada en los últimos dos años.

En estos tiempos donde las acciones en salud están analizadas bajo la perspectiva de la relación costobeneficio, la vacunación en adultos es uno de los ejemplos que no dejan dudas".

Un buen ejemplo es la campaña contra la influenza (gripe) en Argentina en el año 1995. El ahorro en términos de hospitalización, estudios diagnósticos y horas de trabajo no perdidas, se calcula en millones de dólares.

Por cada seis y siete personas vacunadas, se ahorra una hospitalización por año relacionada con infección pulmonar.

El virus de la influenza es uno de los predisponentes importantes a la neumonía en personas mayores de 65 años.

A su juicio, no puede haber dudas sobre el beneficio económico, social y personal de prevenir una enfermedad que pudiera ser mortal como la hepatitis B crónica.

Hoy sabemos que la vacuna de hepatitis B es la única que previene esta enfermedad de transmisión sexual, y a la vez evita la aparición de cáncer de hígado, debido a la estrecha relación que existe entre hepatitis B crónica y cáncer hepático.

Algunas vacunas importantes

Estas son las principales vacunas aplicables al adolescente y al adulto:

Hepatitis B: se administra en tres dosis y si el esquema se interrumpe, la serie no necesita ser reiniciada. Los candidatos principales a vacunarse son adolescentes no inmunizados, profesionales de la salud, pacientes en hemodiálisis, receptores de derivados sanguíneos, drogadictos endovenosos, contactos de pacientes portadores del virus de la Hepatitis B, homosexuales y bisexuales masculinos.

Triple Viral (sarampión, parotiditis y rubéola): Se recomiendan dos dosis para obtener un 98% de eficacia. En los adolescentes esta segunda dosis es muy importante.

Es importante que las mujeres fértiles que no hayan tenido rubéola se vacunen, para prevenir la enfermedad durante el embarazo.

Entre los efectos secundarios comunes están: dolor, erupción en el sitio de inyección, fiebre que aparece de cinco a 12 días después de la vacunación.

No debe ser administrada a personas inmunosuprimidas ni embarazadas.

Tétanos: En adultos no inmunizados, se debe iniciar con tres dosis. En personas ya vacunadas, se recomienda un refuerzo cada 10 años. En caso de herida con riesgo de infección por tétanos, es importante el refuerzo si han transcurrido más de cinco años de la última vacunación. Entre los efectos secundarios comunes están: picazón y molestia en el sitio donde se vacunó.

Varicela: Se debe administrar a todos los adultos susceptibles.

Se recomiendan dos dosis separadas por entre cuatro y ocho semanas. Los efectos secundarios comunes son picazón, dolor en el lugar de la vacunación, fiebre y una erupción similar a la lechina. No debe colocarse a inmunosuprimidos ni embarazadas.

Neumococo: Bacteria responsable de más de un tercio de las neumonías adquiridas en la comunidad y de más de la mitad de los pacientes hospitalizados por neumonía. Se sugiere la dosis establecida y un refuerzo cinco años después en mayores de 65 años. Está indicada para mayores de 65 años, en inmunosuprimidos, enfermos del corazón, alcohólicos y quienes sufran de insuficiencia renal crónica. Entre los efectos secundarios comunes están: dolor, picazón e inflamación en el sitio de la inyección.

Una nueva recomendación de esta vacuna es el hábito tabaquico, el asma los cuales son indicación independiente de la edad, si el adulto tiene entre 19 y 64 años de edad, y presenta algún factor de riesgo tiene que colocarse la vacuna neumocóccica 23 valente.

Influenza: Según el doctor Julio Castro, contra el virus de la influenza (culpable de la gripe) se recomienda una inyección cada año para los adultos mayores 50 años y para personas con enfermedades cardíacas, pulmonares (incluyendo asma), diabetes, insuficiencia renal, anemia, terapia crónica inmunosupresora, o aquellas personas que habitan o trabajan en hogares de cuidado diario (tanto de lactantes como de ancianos), independientemente de su edad. También deben vacunarse los profesionales de la salud. Entre los efectos secundarios comunes están: inflamación y a veces fiebre.

Como podemos observar, en estos tiempos es posible librarse de algunas enfermedades que creíamos inevitables.

Es importante entonces consultar con nuestro médico de cabecera para que el nos indique cuál es nuestro caso y cuáles son las vacunas idóneas.

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