¿Cómo se tratan las várices?
Amplio es el arsenal terapéutico con que contamos hoy en día para el tratamiento de tan molesta y antiestética afección. Lejos estamos de aquellos tiempos en que el tratamiento de las várices consistía única y exclusivamente en la safenectomía, es decir, la extracción de la vena safena interna o externa en todo su trayecto.
La mayoría de las veces que arrancaba una vena safena normal quedando sin tratar numerosos trayectos varicosos alejados de la misma. Estas operaciones, además de dejar cicatrices poco estéticas, tienen el agravante de que se extrae sistemáticamente una vena, como es la safena, que tiene la particularidad de constituir el mejor elemento para usar como injerto en los bypass arteriales, intervenciones hoy día comunes en cardiología.
Actualmente, la consigna de los flebólogos es realizar tratamientos conservadores actuando únicamente sobre los trayectos varicosos, respetando las venas safenas a fin de preservarlas para un futuro posible bypass, y sin perder de vista ni un instante la estética de las piernas.
Para simplificar diremos que las várices tienen un tratamiento médico – que consiste en medicamentos aplicados por distintas vías - , tratamiento quirúrgico y apoyo fisiátrico.
¿En qué consiste el tratamiento quirúrgico?
Con respecto al tratamiento quirúrgico de las várices podemos decir que existe una cirugía convencional y una técnica más moderna que ha tomado gran auge en Europa y se está imponiendo lentamente en nuestro medio. Esta última es la microcirugía o cirugía por miniincisiones (que es el termino correcto).
El tratamiento quirúrgico, que consiste teóricamente en la supresión radical de la red venosa superficial enferma mediante la extirpación del mayor numero de várices posible, queda actualmente descalificado por dos razones: una estética y otra de eficacia, ya que no impide las recaídas.
¿Qué es la microcirugía?
La microcirugía o cirugía por miniincisiones, ideada por R. Müller, en Suiza, tiene cinco ventajas importantes sobre la cirugía convencional:
El paciente deambula a las dos horas de la intervención, retornando a sus tareas habituales al día siguiente.
Se realiza con anestesia local, evitando los posibles riesgos de una anestesia general.
Sólo se tratan los trayectos enfermos, respetándose las venas sanas.
Esto es muy importante si tenemos en cuenta que para realizar los bypass arteriales (Técnicas actualmente muy comunes en los Servicios de Cirugía Vascular y Cardíaca), son justamente las venas el mejor material par los injertos arteriales.
Es económica, porque no requiere la internación del paciente
Es estética, ya que las pequeñas incisiones son prácticamente invisibles.
Todas estas ventajas hacen que se prefiera cada vez más este procedimiento dentro de los métodos quirúrgicos.
Dr. Franco Gabriel Gutierrez
M.P. 4805
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