Dr. Ricardo Nuñez
Los desordenes del aprendizaje constituyen una gran preocupación tanto para los educadores como para los padres. Cuando un niño no puede entender lo que lee o procesar correctamente los símbolos o imágenes (condición llamada dislexia), los adultos culpan esta dificultad a una mala visión. Sin embargo, este no es el caso.
Un grupo internacional de oftalmólogos y pediatras, han estudiado los desordenes del aprendizaje y sus posibles conexiones con la visión, llegando a las siguientes conclusiones:
1.Los desórdenes del aprendizaje y la dislexia, así como otras causas que producen poco rendimiento escolar, requieren una mayor atención multidiciplinaria (medica, educacional y psicológica) para su mejor diagnostico y tratamiento.
2.Los niños con estos desórdenes deben ser evaluados para descartar problemas médicos, neurológicos, psicológicos, visuales y hasta auditivos. Si se descubre cualquiera de estos problemas se deben corregir lo más temprano posible.
3. Debido a que para reconocer las palabras escritas se requiere de pistas o señales visuales (que se transmiten de los ojos al cerebro), se ha achacado la pobre visión como la causa de la dislexia o de los desordenes del aprendizaje. Sin embargo, los estudios realizados a este respecto, han demostrado lo contrario. De hecho, una visión limitada u otros defectos visuales no conducen a la reversión de las letras, las palabras o de los números.
4.No hay evidencias científicas para apoyar los reclamos de mejorar académicamente a estos niños con tratamientos basados solamente en el entrenamiento visual (ejercicio de los músculos oculares, lentes correctivos, etc.) o el entrenamiento neurológico (balance, percepción y lateralidad, etc.) Tales procedimientos resultan frecuentemente en un gasto innecesario y en la demora de la debida enseñanza para el niño.
5.Los lentes correctivos no tienen ningún valor en el tratamiento de la dislexia u otras dificultades del aprendizaje. Solamente corrigen los errores de refracción. Es importante saber que los lentes que se han recetado sin necesidad, han creado un falso sentido de seguridad en los padres. demorando el tratamiento apropiado.
6.El adiestramiento de un niño que padece de dislexia u otros problemas del aprendizaje, es responsabilidad conjunta de varios profesionales tales como pediatras, psicólogos infantiles, trabajadores sociales e inclusive los educadores y los padres. Aunque los especialistas médicos pueden ofrecer recomendaciones para mejorar el nivel académico en el que estos niños pueden funcionar, la educación y el entrenamiento es responsabilidad primaria de los maestros asistidos por los padres.
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