pesar de que la medicina permite que entre siete y nueve de cada diez chicos con cáncer sobrevivan a la enfermedad, los nuevos datos del relevamiento anual de cáncer infantil dan cuenta de que, aquí, aún existen grandes desigualdades en el diagnóstico y el tratamiento oncológicos.
(FUENTE LA NACION) "Nuestro país es extenso, con densidades poblacionales extremas entre las diferentes regiones, realidades socioeconómicas dispares y un sistema de salud con falta de planificación nacional. Todo eso hace que los chicos con cáncer sean parte de distintas realidades, según sean esas condiciones", explicó a La Nacion la doctora Florencia Moreno, directora del Registro Oncopediátrico Hospitalario Argentino (ROHA).
Desde hace diez años, el registro centraliza los datos nacionales de cáncer hasta los 15 años de edad y está coordinado por la Fundación Kaleidos ( www.fundacionkaleidos.org ). El lunes pasado se conmemoró el VIII Día Internacional de la Lucha contra el Cáncer Infantil y el ROHA dio a conocer datos actualizados.
Según esa información, los más frecuentes en nuestro país son las leucemias (cánceres de la sangre), los tumores cerebrales y los linfomas (cánceres que afectan el sistema linfático). Los menos diagnosticados son los tumores que crecen en las partes blandas del organismo y los tumores óseos, renales y oculares.
Según el ROHA, cada año se les diagnostica cáncer a alrededor de 1270 chicos y adolescentes (unos 470 casos son leucemias y aproximadamente 240 casos son tumores cerebrales).
"En general, el cáncer es una enfermedad con una incidencia muy baja en los chicos, pero gracias al diagnóstico temprano, el tratamiento adecuado y el cuidado integral del paciente, la posibilidad de sobrevida ha ido aumentando hasta el 70-80% e, incluso, hasta el 90% en algunos tumores, como los renales o el retinoblastoma ?agregó Moreno?. En otros, poco frecuentes, la mortalidad sigue siendo muy alta."
Pero ¿qué sucede en la Argentina? Según la oncóloga infantil, aquí la sobrevida promedia el 65 por ciento. Claramente, admitió, "es más baja que en otros países". Y la causa es compartida: "Los chicos aún llegan al diagnóstico con tumores avanzados, cuando las posibilidades de curarlos son más difíciles ?afirmó?. Por otro lado, durante el tratamiento y según cada tumor, necesitan distintos niveles de complejidad terapéutica."
Lejos del hogar
Cuatro de cada diez pacientes necesitan migrar del hogar hacia los principales hospitales pediátricos del país, donde se instalan meses y hasta años. Por ejemplo, la Asociación Argentina de Ayuda a la Infancia-Casa Ronald McDonald albergó en los últimos once años a 5000 chicos ?y sus familias? atendidos en los hospitales Garrahan e Italiano de Buenos Aires, en el Hospital Dr. Humberto Notti de Mendoza y en el Hospital de Niños Santísima Trinidad de Córdoba.
Otros ejemplos son las fundaciones: Natalí Flexer, María Cecilia de Ayuda al Niño Oncológico, Mateo Esquivo o Fundavita, entre otras. "Estos chicos deben ser atendidos por un equipo y son muchos los profesionales que intervienen. En general, es un camino largo y no todos los centros de atención en nuestro país cuentan con todo lo necesario para el sostén de estos pacientes; de ahí la importancia de la decisión de mejorar los centros o de optar por la derivación oportuna", dijo Moreno.
La Argentina es uno de los pocos países latinoamericanos donde los chicos con cáncer tienen derecho a recibir atención totalmente gratuita, desde el diagnóstico, cualquiera que sea la complejidad tecnológica necesaria, hasta la hospitalización, la quimioterapia y el hospital de día.
Pero Moreno advirtió: "Eso no significa que estemos en las condiciones ideales. Hay una gran brecha entre los centros de atención, lo que genera desigualdad en el cuidado y la sobrevida de estos chicos. A veces, además, no se facilitan las derivaciones interhospitalarias en tiempo y forma".
Para modificarlo, aseguró, es necesaria "una decisión política con gran conocimiento de los recursos existentes, que son muchos y buenos".
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