miércoles, 6 de julio de 2011

PRESENTACIÓN DE SU LIBRO PÓSTUMO Las Confesiones marginales de Norberto Lischinsky

Una recopilación de estos artículos, algunos de ellos publicados en diarios locales, es la que se dará a conocer el próximo jueves 7 de julio a las 19:30, en el Salón Amarillo de la Casa de Gobierno cuando “Confesiones marginales”, el libro póstumo de Lischinsky, sea presentado por el presidente del Instituto de Cultura de Corrientes, Gabriel Romero, por la presidenta del Ente Cultural del NEA, Silvia Robles y por el escritor chaqueño Mempo Giardinelli.

Disociar al recordado Norberto Lischinsky- empresario, mecenas, gestor cultural, productor y subsecretario de Cultura provincial- de su actividad como hombre de letras es cercenarle una de las facetas más destacadas a un hombre que supo tener varias aristas.

A la hora de escribir, Lischinsky hizo gala de humor, ironía, agudeza y de una ternura a la que sólo era posible llegar raspando las varias capas de definiciones mordaces que compusieron su estilo. Polemista empedernido, vio, no se calló y escribió, escribió con precisión y con sentimiento. A veces, esto le hizo olvidar la historia borgeana del teólogo que “...discutió con los hombres de cuyo fallo dependía su suerte y cometió la máxima torpeza de hacerlo con ingenio y con ironía”.

Ingeniosos e irónico, Lischinsky se tomó el trabajo de opinar sin mirar sobre quién, cosa rara en una provincia en el que la actividad intelectual se limita a la prolija elusión del ejercicio de la crítica en pos de la diplomacia ante los entenados de poderes varios.

Una personalidad única
Norberto Lischinsky nació en Buenos Aires en 1953, y pasó su infancia en Concordia. A fines de los setenta, se radicó en Corrientes.

Más entrerriano que porteño, más correntino que entrerriano, como alguna vez lo definieron, fue en nuestra provincia donde se convirtió en uno de los referentes de la gestión cultural más importante de los últimos cuarenta años. Durante su gestión como titular de Cultura se remozaron el Teatro Vera y el Museo de Bellas Artes, optimizando un patrimonio olímpicamente ignorado por el Estado.

Quiso y consiguió los mejores espectáculos, los mejores exponentes de cada disciplina, los más valiosos capacitadores a nivel nacional e internacional. Insufló vida a una estructura burocrática y aletargada incorporando a gente ligada de primera mano a las artes. “Como subsecretario, Norberto se encargó de rodearse de un equipo de personas que él consideraba sinceramente que eran las mejores en lo suyo, sin discriminación de signo político o de árbol genealógico.

Defendió a capa y espada a su gente de los vicios perpetuos de la administración pública, esa colección de trabas estatuidas que condena a no hacer o hacer a medias, y se convirtió en una especie de búnker en el que nos refugiábamos de la máquina de impedir. Motorizó una estructura devastada y la transformó en una máquina aceitada”, escribió alguien tras su fallecimiento, en 2008.

Como escritor, publicó “Blues del hombre solo”, “Antimocitos” Y “La señorita Clara y los nuevos antimocitos”. “Confesiones marginales” fue su último proyecto, iniciado antes de que esos deportes provinciales que son la ingratitud política y la ausencia de horizontes lo fueran de la gestión pública.

La muerte frustró la edición, que finalmente se dio, como un justo reconocimiento, este año. “Confesiones...” ya fue presentado en la Feria Internacional del Libro de Buenos Aires. Ahora, por fin, recala en Corrientes, la patria que Norberto eligió.

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