La fiesta de Santa Catalina se realiza desde 1931 por iniciativa de Luis Cámara, quién en el paraje Santos Lugares, rinde homenaje a la santa con un grupo de personas; la fiesta que se realiza el domingo posterior al día conmemorativo (25 de noviembre), fue tomando dimensiones inesperadas. Actualmente recibe entre 10.000 a 15.000 personas, en su mayoría de Misiones, una rara paradoja ya que se realiza en Corrientes.
En el año 1978, Luis Cámara compra el Paraje Vichiadero (Ruta nacional 14 km 776) y le cambia el nombre por el de Santa Catalina, allí introduce su imagen en el casco de la estancia y le construye un monumento con azulejos traídos del Vaticano; hasta 1981 se recibían unas 300 personas para venerarla en su día.
A principios de los 80, Cámara se enferma y la estancia pasa a otros dueños, por esos tiempos la fiesta deja de realizarse; pero en 1989 la Sra. Graciela Larraburu, hija del corazón de Luis Cámara, luego de hacerle una promesa a Santa Catalina logra comprar nuevamente 103 ha. De la estancia, entonces se retoma la fiesta con músicos, fieles y devotos, apenas 30 personas se acercan al casco que estaba en malas condiciones.
En 1991, se hace una capilla sobre el monumento hecho en vida por Cámara, conservando la cruz original, que hoy es el altar. Ese año se realiza la fiesta con más de 300 personas, año a año fueron incrementándose los visitantes hasta llegar a lo que es hoy, entre 10.000 y 15.000 personas le rinden homenaje, en una fiesta que arranca a las 8 de la mañana, un día elegido por muchos para bautismos y casamientos que se realizan allí mismo.
Graciela Larraburu, coordinadora de semejante acontecimiento cuenta que es una fiesta sin fines de lucro, incluso se prohíbe la presencia de vendedores ambulantes, y se recomienda a los visitantes llevar juguetes, ropa y alimentos no perecederos, que serán donados a los niños de la zona rural en navidad.
Este año se harán presente más de 40 grupos musicales, Julián Zini, Mario Bofill, Grupo Sorpresa, Los Gauchos del Chamamé, Susana Moreno, El Mencho Ponce, Yiyo Cardozo y su conjunto, Los Hermanos del Chamamé entre otros, todos fieles devotos, “este debe ser el único acontecimiento en que los músicos se pelean por tocar gratis”, dice la coordinadora.
Se reciben donaciones de todo tipo para agasajar a los presentes, la gente humilde pone su trabajo, y los que pueden aportan para el asado comunitario de hasta 25 cabezas de ganado, más un gran guiso para el que suele usarse alrededor de 150 kg de arroz, “parece tanto, pero a veces no alcanza para todos”, acota Larraburu emocionada, ya que la solidaridad y el agradecimiento de la gente no se puede creer; hasta el lugar llegan peregrinos, en su mayoría de Misiones, a caballo, en bicicleta y caminando para ser partícipes del evento.
Santa Catalina era la preferida del Gauchito Gil, por ese se estila llevarle una cinta roja, además es la protectora de los abogados, de la justicia, los gauchos le piden protección y las mujeres, amor.
Catalina de Alejandría, mártir cristiana del siglo IV. Su fiesta se celebra el 25 de noviembre. Su culto tuvo gran difusión por toda Europa a partir del siglo VI. Está incluida en el grupo de los Santos auxiliadores y es invocada contra la muerte súbita.
Catalina nació hacia el 290 en el seno de una noble familia de Alejandría en Egipto. Dotada de una gran inteligencia destacó, muy pronto, por sus extensos estudios que la situaron al mismo nivel que los más grandes poetas y filósofos de la época. Una noche se le apareció Cristo y decidió, en ese momento, consagrarle su vida, considerándose, desde entonces, su prometida. El tema del matrimonio místico es común en el Este Mediterráneo y en la espiritualidad católica.
El Emperador Maximiano acudió a Alejandría para presidir una gran fiesta pagana. Catalina aprovechó esta ocasión para intentar la conversión del Emperador al cristianismo, lo que despertó su cólera. Para ponerla a prueba le impuso un debate filosófico con cincuenta sabios a los que trataría de convertir. Catalina lo logró, lo que provocó la ira del Emperador, que hizo ejecutar a los sabios, no sin proponerle antes a Catalina que se casara con uno de ellos, a lo que ella se negó rotundamente. El Emperador ordenó, entonces, que torturaran a Catalina utilizando para ello una máquina que tenía unas ruedas guarnecidas con pinchos. Milagrosamente las ruedas se rompieron al tocar el cuerpo de Catalina. Obstinado, Maximiano ordenó su ejecución y fue decapitada.
Su tumba se halla al pie del Monte Sinaí, en el monasterio que lleva su nombre dando motivo a peregrinaciones de todo el mundo, especialmente apreciada por los peregrinos de Tierra Santa. La leyenda narra que los monjes del monasterio construido a los pies del Monte Sinaí descubrieron en una gruta de la montaña el cuerpo intacto de una joven a la que reconocieron como a Catalina de Alejandría cuyo cuerpo habría sido depositado allí por los ángeles.
Durante las Cruzadas la leyenda de Catalina se difundió por todo el Occidente dando motivo a una gran devoción que inspiró, incluso, a los artistas que representan a la Santa con una aureola tricolor: blanca, simbolizando su virginidad; verde por su sabiduría y roja por su martirio. La rueda que se utilizó para su suplicio está, casi siempre, representada detrás de ella.
Martirio de Santa Catalina, cuadro de Masolino da Panicale.
Aunque su existencia histórica fue puesta en duda en la Iglesia Católica a partir de 1961, considerándola, según algunos historiadores, una creación literaria como contrapunto cristiano a la gran filosofía pagana de Hipatia de Alejandría que no admite mujeres como ella: vírgenes y sabias; sin embargo, liberada de las narraciones legendarias, permanece inscrita en el Martirologio romano.
La devoción a Catalina ha sido una de las más difundidas por toda Europa incluyendo a la Iglesia Ortodoxa. Santa Catalina y Santa Dorotea fueron representadas con gran frecuencia en altares medievales húngaros a lo largo de los siglos XIV y XVI, convirtiendose en figuras muy populares junto a Santa Isabel de Hungría y a Santa Margarita de Hungría. En toda Europa se extendió el culto a Santa Catalina y muchas iglesias tienen imágenes o cuadros de la Santa, y muchas corporaciones la tienen como patrona: especialmente las que hacen referencia a los mecánicos y a los intelectuales.
Es la patrona de los barberos, carreteros, cordeleros, traperos, escolares y estudiantes, hilanderas, molineros, notarios, nodrizas, oradores, filósofos, fontaneros, alfareros, predicadores, afiladores, sastres, teólogos, torneros y de las solteras, día de las Catalinadas.
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