Una investigación realizada en la Facultad de Medicina de la UNNE permitió evaluar las competencias adquiridas por los estudiantes próximos a graduarse. Según se desprende del estudio, existe una buena adquisición de conocimientos esenciales en los futuros médicos.
ECOE. En la investigación se implementó el denominado “Examen Clínico Objetivo Estructurado” (ECOE) una herramienta para valorar competencias adquiridas en un ámbito formativo disciplinar, el que se utilizó con estudiantes del último año de la Carrera de Medicina, que habían concluido el Internado de Pediatría, área de la formación que junto con las rotaciones por Obstetricia, Clínica Médica, Clínica Quirúrgica y Pasantía Rural conforman 1600 horas de práctica profesional.
“El objetivo del estudio era poder observar con qué grado de actitud y aptitud completaban los alumnos la carrera y por supuesto utilizar esa información para revisar y reforzar las debilidades encontradas” explicaron las docentes Mónica Auchter y Roxana Servín, responsables del estudio.
Detallaron que el ECOE permite valorar la integración de lo aprendido a lo largo de la carrera y observar cómo las competencias desarrolladas se aplican en casos reales o situaciones simuladas, parecidas a las que se enfrentarán en el ejercicio de la profesión.
Además esta forma de evaluación supera las limitaciones de las tradicionales pruebas escritas y del examen oral, por lo cual se ha incrementado su uso en muchos países.
Evaluación. Para ello, en la investigación se evaluó el desempeño de 300 alumnos, entre los años 2005 y 2008, quienes debieron transitar por las denominadas “estaciones” o instancias de evaluación, en las que el estudiante se enfrenta a problemas de la realidad profesional y las diversas dimensiones de la competencia del médico.
En las estaciones dinámicas se enfrentó a los alumnos a un paciente real o ficticio, con elementos propios de la vida cotidiana de un consultorio o centro de salud. En las estaciones estáticas no existía un paciente sino que el estudiante analizaba placas radiográficas, laboratorios, integraba datos clínicos, para finalmente con esa información realizar, por ejemplo, un diagnóstico o una indicación médica.
Cada estudiante cumplió entre dos y tres de catorce estaciones referidas al control y seguimiento del niño sano y a patologías pediátricas prevalentes, que evaluaban competencias cognitivas, actitudinales y procedimentales.
De los 300 alumnos incluidos en el estudio, 252 (el 84%) aprobaron las estaciones. Se obtuvieron mejores resultados en las evaluaciones referidas al niño sano, con un 90% de aprobados, respecto de los obtenidos en las estaciones de patologías pediátricas prevalentes, que alcanzaron el 78% de aprobación.
En cuanto al tipo de estación, diez eran dinámicas y cuatro estáticas, las que arrojaron 79,9% y 81,8 % de aprobación respectivamente.
“Los resultados obtenidos permitieron valorar en forma concreta las competencias, habilidades y destrezas adquiridas por los alumnos y observar que en general existe un buen rendimiento de los estudiantes” señaló la profesora Auchter.
Perspectivas. Explicó que el estudio permite que aquellas falencias o debilidades detectadas puedan ser subsanadas de cara a la evaluación final de carrera de los alumnos, e incluso en la planificación de las actividades del Internado Rotatorio de Pediatría.
Dijo que las competencias evaluadas son las “esenciales”, es decir las que debe poseer el médico general. “Después del Internado Rotatorio a los alumnos les queda el examen final de carrera, por eso saber cómo el estudiante termina esta etapa es importante para la evaluación final”.
Por su parte, la profesora Servín señaló que las sociedades han cambiado los patrones de enfermedad, la estructura social y la situación demográfica, ante lo cual las universidades se han propuesto formar profesionales competentes. Por ello, las evaluaciones basadas en la práctica, como es el ECOE, puede producir cambios significativos en los planes de estudio y en los métodos pedagógicos docentes.
“El ECOE es a la vez una instancia de autoevaluación institucional, ya que su utilización tiene gran impacto en los estudiantes, los docentes y en las estrategias pedagógicas” resaltó.
Explicó que el actual Plan de Estudios de la Facultad, vigente desde el año 2000, está basado en las competencias profesionales del médico general, por lo tanto, existe un monitoreo constante de la pertinencia de la formación, a fin de lograr el perfil de egresado propuesto.
En este marco, el ECOE permite valorar de manera precisa las competencias adquiridas por el alumno a lo largo de la carrera y sus condiciones para aplicarlas en el ejercicio profesional.
Las investigadoras por último remarcaron que relevar estos datos, analizar los resultados obtenidos y detectar las debilidades en el proceso de enseñanza – aprendizaje contribuye a una labor docente orientada al desarrollo de las competencias pediátricas del médico, que además fortalezca en los estudiantes aquellas prácticas que registran mayores niveles de dificultad.
Del reconocimiento de las falencias surgen propuestas y nuevas estrategias a implementar conjuntamente con las asignaturas que dan las bases de la formación pediátrica, que en este caso son las Cátedras de Pediatría I y II.
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