miércoles, 4 de agosto de 2010

Es aún deficiente el acceso a las telecomunicaciones en las pequeñas localidades y las zonas rurales

Una investigación realizada por la Facultad de Ingeniería de la UNNE, permitió detectar patrones de evolución y distribución de largo plazo de las redes de telecomunicaciones en el país. El trabajo refleja la persistencia de desigualdades en el acceso a las telecomunicaciones, especialmente en zonas rurales y pequeñas localidades. 

El proyecto es realizado por el Grupo de Telecomunicaciones Rurales (GTR-UNNE) que estudia aspectos estratégicos de las comunicaciones rurales en pos de aportar al acortamiento de la brecha en el acceso a esos servicios.

Hace 13 años, para avanzar en análisis del acceso a telefonía e Internet en pequeñas localidades rurales, el grupo inició la conformación de una base de datos sustentada en el Censo 1991, que permitió contar con registros de 1615 localidades. Dicha base de datos posibilitó identificar cómo estaba distribuido el servicio en las localidades pequeñas, a través de qué medio se accedía al servicio comunicacional, así como cuantificar también desigualdades en el acceso.

Sin embargo, aún no era factible identificar las razones últimas que limitaban un mayor acceso a las telecomunicaciones, razones que para ser conocidas requerían estudios de detalle de la evolución de la red en cada localidad. Por tanto, se decidió ampliar la base de datos a más localidades y a periodos mayores de tiempo. Así se pudo conformar una base de datos con más de 4.200 localidades y con registros desde 1945 hasta la actualidad.

“Conocer el presente de las telecomunicaciones era importante, pero necesitábamos un examen más amplio hacia atrás en el tiempo pues en la historia de cada localidad está encerrado el porqué de la dificultad de instalar servicios o expandir el acceso” expresó el ingeniero Darío Goussal, director del proyecto.

Resaltó que si bien el país en general atravesó momentos favorables en la expansión de la telefonía e Internet, ésta no se extendió a las localidades más pequeñas y alejadas y a la población rural dispersa, que suma más de 2,5 millones de personas con dificultades de acceso a cualquier servicio de telecomunicaciones.

Sobre los aspectos abarcados por el estudio, Goussal expresó que fundamentalmente se pretendió indagar en la evolución de la cobertura de la red, la distribución y los niveles de costo y calidad del acceso, entre otras cuestiones.

Cobertura. Respecto a la evolución en la cobertura, se analizaron cuáles fueron los patrones de expansión del servicio, la variación y conformación de abonados en cada punto poblado del país. Se logró observar por ejemplo la evolución de la proporción de clientes residenciales, comerciales y líneas pertenecientes a organismos estatales durante distintas épocas e identificar características por cada tamaño de localidad, cada época y cada tipo de operador (estatal, privado y cooperativo).

En pequeñas localidades, allí donde el estado era prestador, la masa crítica para iniciar la cobertura domiciliaria por red estaba dada fundamentalmente por la cantidad de líneas “oficiales”, en tanto que en las localidades con prestadores privados se debió esperar que la demanda de abonados comerciales fuera el factor disparador de la expansión.

Muchos lugares aún siguen sin prestación por la lejanía de redes troncales, o por la baja densidad de potenciales usuarios que asegure recuperar la inversión por parte de prestadores privados.

Distribución. En cuanto al aspecto distribucional, se analizó como fue evolucionando la distribución interna del total de redes locales, centrales telefónicas y puntos de presencia de la red a lo largo de 60 años. “La distribución fue muy irregular, en general se tendió a desarrollar el servicio en lugares donde ya había alguna ruta de conexión troncal, lo que terminaba agrandando la brecha en el acceso” explicó Goussal.

Comentó que para medir el grado de desigualdad en la distribución del acceso se usaron diferentes indicadores tales como el Coeficiente de Gini, que permite medir cualquier forma de distribución desigual, lo que arrojó que en 1946 dicho índice era de 0,146 y aumentó en 1957 a 0,209, mayor desigualdad, valor que prácticamente se mantuvo estable hasta 1992, es decir durante toda la era de administración estatal del servicio.

Luego de la desregulación, la expansión del acceso fue reduciendo la desigualdad notablemente hasta 2007 en que llegó a 0,065. Sin embargo, actualmente existen algunas propuestas políticas para expandir el servicio que, al priorizar lugares donde la red ya está presente o pasa en sus cercanías, paradójicamente pueden ampliar la brecha en la distribución.

De no rectificarse tales políticas para dar prioridad a lugares realmente sin cobertura, según estimaciones del GTR-UNNE podrían llevar el índice de Gini de toda la red pública nacional a 0,397, la mayor desigualdad distribucional en los 65 años del estudio.

El investigador de la UNNE ejemplificó que en los últimos años el Estado implementó programas acortar la brecha de acceso a telecomunicaciones en el país con la implantación por ejemplo de 1300 centros comunitarios en 1998-1999, lo cual sin embargo en lugar de acortar la brecha la amplió debido a que gran cantidad de los mismos se instalaron en ciudades importantes y lugares en los que ya existía conectividad, y no en áreas con real déficit de acceso público.

Costo. Un tercer aspecto también analizado fue la asequibilidad económica, es decir cual era la relación entre costo del servicio, calidad del mismo, y el ingreso promedio de la población en la que se prestaba.

En el caso de Internet, sostuvo que para abaratar costos de acceso en poblaciones sin proveedor local se implementaron hace unos años tarifas para conexión telefónica “dial-up” urbana e interurbana a través de las líneas 0610, 0611 y 0612, que si bien, de acuerdo al estudio, permitieron expandir en algo el servicio elemental de baja velocidad a menor costo, muchas localidades aún siguen fuera de la cobertura o acceden a tarifas inviables para el nivel de ingreso local.

Goussal indicó que la base de datos creada por el GTR-UNNE permite no sólo encontrar claves y respuestas a las problemáticas analizadas en cuanto a cobertura y distribución, sino también crear modelos de análisis que arrojen tendencias y permitan prever posibilidades de expansión de la red a futuro.

Agregó que reunir registros independientes y detallados de la evolución de las redes locales de telecomunicaciones demandó un esfuerzo notorio debido a la inexistencia de organismos que recopilen tal información, además con cada censo varía el número o el nombre de localidades censadas y muchos de los datos útiles no son directamente comparables.

Señaló por último que un estudio similar sobre evolución de las telecomunicaciones se hizo en Paraguay y existe la posibilidad de realizarlos para otros países.

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