lunes, 11 de enero de 2010

Perder peso en la vejez


Es frecuente ver adultos mayores -formalmente, aquellos que exceden los 60 años- que, a medida que pasan los años y aún cuando muchos presentaban sobrepeso, comienzan a perder kilos. Esta situación, en la cual intervienen múltiples factores de índole social, económico, clínico y cultural, comienza entonces a ser vista casi como una condición inevitable del paso del tiempo. Sin embargo, no debería ser así.


“La pérdida de peso en alguien mayor de 60 años no debe ser tomada como algo normal bajo ninguna circunstancia. Por eso, cuando esto ocurre es necesario realizar los chequeos y estudios correspondientes para que la persona pueda contar con los nutrientes claves para una buena calidad de vida”, sostuvo el doctor Isidoro Fainstein, ex presidente de la Sociedad Argentina de Gerontología y Geriatría, según publicó Pro Salud News.

Ni saludable ni normal


La desnutrición -un problema que, en general, y tanto en nuestro país como en el mundo, está subdiagnosticado- es más que prevalente en la población anciana. Esto se ve específicamente en ciertos grupos más vulnerables, como aquellos que están internados o alojados en instituciones médicas y de cuidado, así como también aquellos que padecen problemas neurológicos o cáncer.

En el primer caso, un estudio de la Asociación Argentina de Nutrición Enteral y Parenteral (Aanep) mostró que en la Argentina el 47,3% de las personas hospitalizadas presenta algún grado de desnutrición de moderada a severa, mientras que entre los pacientes neurológicos (tomando en cuenta patologías como la demencia y el Alzheimer), se estima que más del 60% está desnutrido.

Finalmente, en relación a las personas que presentan condiciones oncológicas, su estado nutricional dependerá del cuadro, el estadío y el tipo y tamaño de tumor.

“Más allá de las cifras, es de suma importancia asesorar a las personas sobre la importancia y necesidad de preservar una adecuada nutrición en todas las etapas de la vida. En este sentido, al llegar a la tercera edad debe continuarse con el consumo de las mismas fuentes de nutrientes que durante todo el transcurso de la vida, ya que no es normal ni saludable comer menos y estar más delgados a medida que se envejece”, agregó el doctor Silvio Schraier, ex presidente de la Sociedad Argentina de Nutrición.

En la Argentina, según diversas proyecciones de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), el grupo de personas mayores de 60 años representa el 13% de la población, aunque se cree que para el año 2050 esa cifra alcanzará el 25%. Mientras tanto, la misma fuente calcula que para 2020, un millón de personas tendrán más de 80 años. Estos, se supone, son los que están en mayor riesgo de desnutrición.

Es por eso que, de acuerdo con lo expresado por los especialistas, resulta fundamental estar atentos a cualquier síntoma que pueda indicar la presencia de desnutrición, pues esta condición no sólo incrementa el riesgo de mortalidad, sino que además contribuye al avance o progresión de determinadas condiciones, y las complicaciones que éstas generan.

También, debido a la falta de nutrientes, para los adultos mayores suele ser más complicada la cicatrización de las heridas, así como también la prevención de las infecciones.

Por el contrario, y sin mencionar el aspecto emocional que indudablemente está íntimamente relacionado con cómo uno se vea “por fuera”, tener un adecuado estado nutricional ayuda a los ancianos a atenuar la pérdida de peso, reducir las hospitalizaciones, disminuir la tasa de infecciones, bajar el riesgo de úlceras y mejorar la salud física en general.

En vacaciones
El veraneo es un tema delicado para los adultos mayores que, tal como consta en diversos relevamientos poblacionales, integran el 34,5% de los hogares.

Si bien muchas familias optan por llevarse a los abuelos, muchos otros deben permanecer en sus casas, sintiéndose a veces solos y deprimidos, situación que no contribuye a la prevención de una situación de riesgo.

Entonces, los especialistas recomiendan que, en caso de que los abuelos viajen con el resto de la familia, es importante integrarlos a las salidas, adaptándolas para que ellos puedan salir y compartir momentos con sus nietos, por ejemplo. Por su parte, en caso que permanezcan en su lugar, una tendencia que llegó desde el exterior para quedarse, las “estadías breves”, representa una opción.

Para vivir mejor
La cuestión física ocupa un rol fundamental en lo que es el cuidado de la salud durante la tercera edad porque, mientras muchos creen que después de una determinada cantidad de años ya no es posible moverse, los médicos señalan que es especialmente importante, siempre y cuando la actividad que se lleve a cabo esté indicada y controlada por un profesional.

Si a esto se le suman las actividades intelectuales y la actitud positiva, será posible tener una mejor vejez, aún cuando existan factores genéticos que predispongan al desarrollo de determinadas enfermedades.

“Para sentirse bien es importante mantener o incrementar la actividad intelectual, ejercitando la memoria, leyendo, estudiando o utilizando juegos de ingenio como pasatiempo. Adicionalmente, en la medida de lo posible, los adultos mayores deberían continuar trabajando, preferentemente en la misma actividad que realizaron durante otras etapas de su vida”, refirió el doctor Alejandro Mondelli, médico especialista en gerontología y presidente de la Sociedad Argentina para el Estudio del Envejecimiento y la Longevidad.

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