“Este chamamé 21 homenajeará a esos grandes valores que nos acompañan desde siempre con su música”, dijo el subsecretario de Cultura, Gabriel Romero, con respecto a los artistas consagrados que engalanarán las siete noches de la Fiesta Nacional del Chamamé.
“Reconocemos, y toda la gente reconoce, a los chamameceros más representativos como un patrimonio cultural correntino”, señaló el titular de Cultura, Gabriel Romero. “Y en este chamamé 21, que tiene una doble significación, por ser la vigésima primera Fiesta y también una referencia al chamamé del siglo veintiuno, no pueden faltar todos aquellos que vienen haciendo ésta, nuestra mayor expresión cultural, desde el milenio pasado. El público tiene pocas posibilidades de ver algunos de ellos durante el resto del año, porque su calidad artística los lleva a recorrer el mundo como embajadores correntinos, y en la Fiesta vuelven a estar en su lugar, con los suyos”, explicó.
Consultado sobre las expectativas creadas en torno a la Fiesta cuya apertura ya es inminente, Romero se mostró gratificado por “el clima que genera entre todos los correntinos, por el apoyo incondicional de los medios de comunicación y por la importancia que el Gobierno otorga a este acontecimiento que posiciona a nuestra provincia como una plaza cultural y turística mundial”.
Los consagrados permanentes
Todos los conocen, son aquellos que no necesitan mayor presentación que un nombre de pila, ese privilegio que el cariño de la gente reserva a los que calaron hondo en sus sentimientos. Son Ramona, Raulito, Juancito, Rudi y Nini, Antonio, Eustaquio, Salvador...
La apertura musical, el lunes 10, correrá por cuenta de Ramona Galarza, la novia eterna del Paraná. Con más de cincuenta años de carrera y una discografía que sobrepasa la treintena de obras, la mítica intérprete volverá a conmover de la mano de sus clásicos para dar la bienvenida a una Fiesta que promete sorpresas y momentos emotivos.
En la misma noche actuará Raúl Barboza, el autor de “Tren expreso”, que paseó los sonidos de su acordeón y la inspiración nacida en su terruño por los escenarios más importantes (en el transcurso de la primera noche estará también la acordeonista japonesa Yuki Makita, quien decidiera dedicarse al chamamé luego de ver al maestro Barboza en París, donde reside). Casi sobre el final, antecediendo la actuación de Jairo, subirá al escenario Juancito Güenaga con su “artillería chamamecera” para caldear una Fiesta naciente.
El mensú poeta y los Flores
De la tierra colorada, de la exuberancia de la selva recostada sobre el Paraná vendrá Ramón Ayala a la segunda luna, trayendo su poesía de amores dulces y épicas de cosecheros. “Bajaban de la balsa con sus sombreros negros llovidos de tiempo”, dijo en 2006 para presentar “El cosechero”, quizá su tema más entrañable.
Rudi y Nini Flores, en tanto, ganarán el escenario para ofrecer su erudición musical hecha acordes y el virtuosismo que les valió reconocimiento en todo el mundo.
Antonio y los hermanos más populares del chamamé
El miércoles llegará con olor a duende, como la siesta en la que transitaba María, ese bello tema de Antonio Tarragó Ros. Ese día, el heredero del patriarca del chamamé desplegará en escena su carisma y los sonidos de su “cordeona”, la que lo llevó a compartir veladas inolvidables con artistas como Mercedes Sosa y León Gieco. Antonio, músico de linaje y con una trayectoria que se extiende casi hasta su infancia, regalará una vez más su exquisita sensibilidad, como lo hace desde la primera edición de la Fiesta (fue uno de los números en aquellas primeras noches en el club Juventus, en 1985).
Los Hermanos Barrios, los más románticos, prodigarán sus canciones para deleitar a todos los amantes fieles de su estilo armonioso y sentimental. Y hablando de hermanos, las Vera serán de nuevo las anfitrionas de un artista de un género distinto al chamamé, como ya lo hicieron en 2010 con el Bahiano: en esta ocasión, compartirán micrófonos con Guillermo Bonetto, el vocalista de Los Cafres que por primera vez cantará nuestra música.
Chamamé crudo y simpatía
El Chango Spasiuk ganó varios reconocimientos como artista. Su disco, “Chamamé crudo”, le valió la atención de otros músicos de distintas vertientes, y fue reseñado por la revista Rolling Stone. "lanzarse a lo desconocido desde lo que es conocido, pero intolerable", son las palabras de Béla Bartôk que incluyó en el libro de presentación de ese disco, y el Chango permaneció fiel a su espíritu. Artista arriesgado, rompió moldes en un ambiente en ocasiones hermético con la incorporación de instrumentos como el berinbaum y el cajón peruano, y el reclutamiento de músicos extranjeros. En la cartelera de esa cuarta luna, que promediará la Fiesta, también figura Verón- Palacios, “el dúo de la simpatía”, que con sus canciones perennes marcó a más de tres generaciones.
Esas antiguas glorias
El viernes otro dúo, el de Úbeda- Chávez, con casi sesenta años en las rutas musicales, brindarán sus voces que supieron atravesar las décadas doradas del chamamé correntino.
Al finalizar, hará lo propio Eustaquio Miño, nombre significativo si los hubiese para el pueblo chamamecero, ya que remite al autor de “Cañada Fragosa”, su ilustre padre. Al igual que aquel, su descendiente supo ganarse un lugar de privilegio en la música del litoral, cimentando una fama propia ganada con talento y entrega.
La cantora de esa musiquita que llega
Teresa Parodi, con sus historias cotidianas de exilio, de lucha, de esperanza, de nostalgias paridas en la distancia que separa del suelo amado, volverá al anfiteatro para renovar el romance con su público correntino. Lejos de su Corrientes hace más de veinte años, Teresa sabe de lo que habla cuando habla de soledad y desarraigo.
Una vez concluida su parte en la noche del sábado, Trébol de Ases, liderado por Salvador Miqueri, uno de los renovadores de la lírica del chamamé en los cincuenta, se plantará ante el Cocomarola para demostrar porqué siguen vigentes a pesar de los años y las modas, lo mismo que Los de Imaguaré, con la voz característica de Julio Cáceres cantando sus historias de amores lejanos y de niñez añorada.
El padre de Cantalicio
Para el cierre definitivo de la Fiesta, Mario Bofill retomará su guitarra y se la terciará al hombro para atropellar con esa serie de éxitos que se cantan y se silban de manera inconsciente por estar ya tan arraigados en el ideario popular: “Cantalicio vendió su acordeón”, “Conjunto Pena y Olvido”, “Requecho” o “Viva la Pepa”. Entre sapucay y despedida, el loretano será el broche de siete noches intensas, fuertes, inolvidables.
Homenajes y distinciones
En el transcurso de la Fiesta se realizarán homenajes a las provincias chamameceras (Chaco, Formosa, Misiones, Entre Ríos, Santa Fe y Buenos Aires), y a los chamameceros fallecidos en 2010. También, el jueves 14 se tributará un más que justo tributo a Quique Sorribes, que estará a cargo de sus pares Roberto Romero, Waly García y Juan Pablo Sorribes. El domingo 16, en tanto María Ofelia recordará a su compañero musical y del corazón de toda la vida, Rosendo Arias, con quienes animara tantas fiestas.
Una música, una riqueza incalculable
La Fiesta celebra a una música que es ya marca registrada de correntinidad. En siete noches se plasmará un amor sostenido por una idiosincrasia, por un espíritu, por un sentimiento chamamecero que es representado en sus músicos, los que saben traducirlos en canciones. Un sentimiento que se proyecta a través del tiempo hasta este 21 que ya apunta a ser el siglo del chamamé.
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