viernes, 11 de junio de 2010

Es débil el impacto de la integración regional en el sector arrocero correntino

El impacto económico de los procesos de integración regional aún no es muy fuerte en el sector arrocero, uno de los más importantes de Corrientes, según concluye un estudio de investigación de la UNNE. Si bien se observan algunos beneficios, “se considera factible un mayor aprovechamiento de las diferentes herramientas de integración regional” dijo el autor.


El estudio fue realizado en el marco de una tesis de pregrado de la Facultad de Ciencias Económicas, y forma parte de una línea de investigación mayor que evalúa el impacto económico y las potencialidades que los diferentes esquemas subregionales plantean a las provincias del NEA Argentino.

En particular, este proyecto estudia el desarrollo del sector arrocero de Corrientes a la luz del MERCOSUR y especialmente la ZICOSUR (Zona de Integración del Centro Oeste Sudamericano) que se caracteriza por representar a regiones de economías periféricas respecto a los centros económicos fundamentales del MERCOSUR, situación que las lleva a la necesidad de asociarse para coordinar y potenciar sus recursos.

“Para el presente trabajo nos propusimos, analizar dentro del sector agropecuario, la evolución de la actividad de los arroceros correntinos, y especialmente su comportamiento en relación a los procesos de integración. Además, se buscaron soluciones instrumentales para aprovechar estos procesos al máximo o, en su defecto, no salir perjudicados” expresó Diego Mariño Fages, autor de la investigación.

Según explicó, “un proceso de integración regional es un proceso convergente, deliberado, voluntario, fundado en la solidaridad-, gradual y progresivo, entre dos o más Estados, sobre un plan de acción común en aspectos económicos, sociales, culturales y políticos”.

A su entender, a la fecha los procesos regionales impactaron favorablemente en menos aspectos de los esperados, y la integración no es aún muy fuerte como se preveía y se considera puede serlo para las economías regionales.

Señaló que el sector arrocero argentino y el correntino desde la década del 90 registraban incrementos en la producción, pero se seguía exportando sólo los excedentes, lo que cambiaría a partir del 1994 por la creación del Mercosur que consolida al país como exportador neto de arroz.

Al crecimiento exportador impulsado por los procesos de integración regional, en Corrientes se sumó la articulación entre los eslabones de la cadena productiva entre los productores, molinos, los distribuidores, los puntos de ventas y los consumidores.

Pero esos beneficios resultarían limitados, por ejemplo porque la mayor parte de las ventas externas se orientaron a Brasil, lo que generó y genera una dependencia del mercado brasilero.

Así, la atracción por el mercado del vecino país, llevó a que no se tomasen en cuenta otras aristas favorables que podrían aportar las herramientas de integración regional. Incluso, la misma relación con el mercado brasilero se vio afectada por medidas como la devaluación de la moneda brasilera o políticas de subsidios en ese país, decisiones que no deberían darse unilateralmente si estuvieran activos procesos de integración regional de por medio.

Mariño Fages indicó que esta dependencia de Brasil sin reglas claras de por medio, alienta la necesaria diversificación de los destinos de exportación que constituye uno de los temas prioritarios a tener en cuenta para la planificación futura y que es algo que se prevé en los fines de los procesos de integración regional.

Sostuvo en esa línea, que la posibilidad de diversificar mercados se ve facilitado principalmente por la crisis mundial del arroz, que posiciona al arroz argentino como un gran exportador, pero también por la buena aceptación del producto argentino a nivel internacional y los altos rendimientos que, como se dijo antes, posee la Argentina.

También, podría reducirse la dependencia de ciertos mercados externos estimulando el consumo interno del producto, que es muy bajo con respecto a otros países y al bajo costo del producto. “Por eso, el Estado debería tomar medidas encaminadas a estimular la producción nacional con políticas de financiamiento e inversión en infraestructura para facilitar el transporte y la energía.

Por otro lado, estimó el autor, deberían afianzarse las relaciones con los países limítrofes en el marco de los procesos de integración, sobre todo para evitar los efectos perjudiciales de la toma de medidas de política económica de manera independiente. “Está claro que las devaluaciones y subsidios ocurridas en la última década en el MERCOSUR no fueron políticas armonizadas”.

Señaló que la ZICOSUR es un mecanismo que posibilita una salida al Océano Pacífico, lo cual permitiría afianzar relaciones comerciales con la economía asiática, a partir de la intensificación de los flujos de integración bioceánica entre los puertos del Pacífico y el Atlántico.

“Se deben empezar a concretar acciones específicas que potencien la integración y se obtengan beneficios para todos y en todos los sectores” reiteró Mariño Fages.

El área arrocera en nuestro país se encuentra en la región Nordeste, en las provincias de Chaco, Corrientes, Entre Ríos, Formosa, Misiones y Santa Fe. La provincia de Corrientes, pasó a ser la principal productora desde que Entre Ríos redujo el área cultivada.

En territorio correntino existen subzonas productivas como la Centro Sur en Mercedes, Curuzú Cuatiá, Monte Caseros y Sauce; la zona de la Costa del Río Uruguay: Paso de los Libres, Alvear, San Martín, Santo Tomé; la zona Oeste: Empedrado, Saladas, San Roque, Bella Vista, Lavalle, Goya y Esquina; y la zona del Paraná Medio: Itatí, Berón de Astrada, General Paz, San Miguel e Ituzaingó.



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