También conocidos como vitamina F, los ácidos grasos omega 3 han demostrado su capacidad para alargar la vida de los enfermos coronarios. Sin embargo, no estaba claro cómo lo hacen. Ahora, un estudio publicado en 'JAMA' indica que la presencia de altos niveles en sangre de estas moléculas protege a los telómeros, unas estructuras situadas en los cromosomas relacionadas con el envejecimiento celular.
La Asociación Médica de Estados Unidos recomienda aumentar la ingesta de ácidos grasos omega 3 como herramienta para prevenir la aparición de enfermedades cardiovasculares tras comprobar su capacidad para aumentar la esperanza de vida de los pacientes que las sufren. Entre los posibles mecanismos subyacentes a este fenómeno están acciones antiinflamatorios, antihipertensivos o antiplaquetarios, pero lo cierto es que se desconoce cómo funcionan exactamente.
Un grupo de investigadores de la Universidad de California (San Francisco, Estados Unidos) pensaron que este efecto protector podría tener que ver la longitud de los telómeros, un marcador de la edad biológica. Estas estructuras son secuencias repetitivas de ADN que forman una especie de tapa protectora en el extremo de los cromosomas, "como el tope de plástico que se pone en el extremo de los cordones", explica Ramin Farzaneh-Far, líder del estudio.
Cada vez que una célula se divide todo su material genético se debe duplicar. En ese proceso, los telómeros suelen acortarse. Con el paso del tiempo, cuando su longitud llega a un punto crítico, la célula muere. Conocer cuánto miden los telómeros es pues un buen indicador del envejecimiento de un organismo.
Telómeros más largos, células más jóvenes
Procedentes de un gran estudio que está analizando la relación de los factores psicosociales con las enfermedades cardiovasculares, los investigadores seleccionaron a 1.000 sujetos que padecían alguno de estos trastornos y midieron sus niveles en sangre de ácido decosahexaenoico (DHA) y eicosapentaenoico (EPA). Después, midieron la longitud de los telómeros de sus leucocitos (glóbulos blancos). Cinco años después, volvieron a medirlos.
Los resultados, después de ajustarlos frente a posibles factores de confusión, sugieren que de alguna forma la presencia de omega 3 en la sangre ralentiza el ritmo al que se acortan los telómeros. Aquellas personas que al inicio tenían las mayores concentraciones sanguíneas de estos ácidos grasos, al cabo de cinco años habían sufrido una menor destrucción de estas estructuras, comparado con los que tenían los niveles más bajos.
Para verificar este fenómeno y averiguar cómo se produce exactamente serán necesarios nuevos estudios. Mientras tanto, los autores apuntan dos posibles explicaciones. Que los omega 3 frenen de algún modo el estrés oxidativo, "un potente conductor del acortamiento de los telómeros", o que aumenten la actividad de la telomerasa, la enzima que alarga estas estructuras.
"En resumen –concluye el trabajo-, en pacientes con enfermedad coronaria estable, existía una relación inversa entre los niveles en sangre de ácidos grasos omega 3 y la tasa de acotamiento de los telómeros al cabo de cinco años".
viernes, 22 de enero de 2010
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