Todos nos encontramos consternado por uno de los desastres naturales más grandes sufridos en la historia de la humanidad, ya hablan de 200.000 personas que murieron tras el terremoto en Haití, y está bien que nos preocupemos son fenómenos que nadie se espera. Muchos tuvieron que recurrir a los mapas para saber donde se encuentra esta desbastada tierra y preocuparse por la proximidad del 2012.
Pero existen otros desastres de los que nadie quiere hablar, de la que los medios no nos ocupamos, simplemente porque vende poco, en Haití sus habitantes no tuvieron ninguna oportunidad porque el terremoto se llevo todas esas vidas en fracción de minuto.
Pero en Argentina, donde se producen alimentos para dar de comer a cientos de millones de personas, 25 niños mueren por día antes de cumplir un año. Los datos oficiales, que miden la mortalidad infantil en 12,9 por mil nacidos vivos contrastan con el informe de Unicef: de 14 por mil.
En el país más de seis millones de chicos viven en la pobreza y la mitad de ellos pasa hambre. Sólo en la Ciudad de Buenos Aires, ocho niños mueren por día antes de su primer cumpleaños.
La gran diferencia es que estas muertes son lentas y seguramente con más sufrimiento, y sobre todo porque suceden aquí a la vuelta de nuestras casas, claro sin temblores ni cámaras que nos reflejen esta realidad.
Existen datos que aunque por oficiales no dejan de ser escalofriantes, los índices de mortalidad infantil siguen creciendo, Las provincias de Formosa (19,2) y Chaco (18,0) estas tienen las tasas más altas, de acuerdo con el último registro oficial. Las sigue Corrientes, que la aumentó de 15,6 a 17,1 por mil.
La desnutrición sufrida durante el embarazo y en los primeros meses de vida produce daños irreparables en el ser humano: retraso mental y físico, bajo peso y talla y dificultades en el aprendizaje. Un informe de Unicef revela que el 66% de los niños y las niñas mueren en su primer mes de vida; "más de la mitad de estas muertes son evitables", detalla el documento.
Unicef aclara que en Argentina, el lugar de nacimiento condiciona las posibilidades de sobrevivencia: "Las probabilidades de morir antes de cumplir un año son tres veces superiores en Formosa que en la Ciudad de Buenos Aires. En las Provincias de Jujuy o Chaco, la probabilidad de muerte duplica a las jurisdicciones más favorecidas". Paro cardiorespiratorio es el eufemismo con el que se encubre la desnutrición en los hospitales nacionales y provinciales colapsados por la falta de médicos, enfermeras, insumos y presupuesto.
A esto debemos sumar otros tipos de muertes evitables a la que nadie encuentra respuesta ni solución, todos las enumeramos pero nadie o pocos hacen algo para evitarlas realmente, flagelos que son el motivo de que estemos hoy inmersos en una sociedad violenta y por ende que sumemos causas de muertes evitables, pobreza extrema; drogas; trata de menores; violencia familiar, violencia y más violencia, son los temas del cual pocos se ocupan.
¿Quién me robó mi niñez?
En la madrugada del 11 de diciembre de 2008, un cartonero encontró el cadáver de un niño de tres años mientras hurgaba en un contenedor del barrio porteño de Constitución, a menos de dos mil metros de la Casa de Gobierno. El cuerpo estaba envuelto en una frazada y presentaba fuertes signos de desnutrición. Según informaron las fuentes de la investigación, en los días posteriores al hallazgo no se registraron denuncias sobre la pérdida del niño lo que hacía suponer que había sido depositado en el basurero por algún familiar o conocido. Un día después de que apareciera el cuerpo sin vida de este niño sin nombre, al que seguramente nunca hamacaron en una plaza, la noticia desapareció de los medios de prensa.
Dos semanas después, una organización no gubernamental del Partido de La Matanza (Gran Buenos Aires) denunció que en el Mercado Central, más de 200 chicos de entre 8 y 13 años se prostituyen para poder comer. Según la denuncia, entre los que obligan a los niños a vender su cuerpo por comida, hay policías, changarines, seguridad privada, comerciantes, camioneros y directivos. El Mercado de La Matanza, principal centro comercializador de frutas y verduras del país, abastece a más de 11 millones de personas.
Por otra parte, las estadísticas rara vez consideran a los malnutridos, categoría en la que entran los desnutridos y los sobrenutridos por obesidad o sobrepeso. Los últimos datos disponibles señalan un sobrepeso de 10,8% en menores de un año y de 10,3% en el grupo de 1 a 6 años. Entre los acortados nutricionales por pobreza crónica hay dos tipos de carencias: la falta de alimentos, que los hace bajitos, y la dieta farinácea, que los hace gordos.
Sobrenutrido no es un indicador de bienestar, se traduce en graves enfermedades en adolescentes y adultos: hipertensión, hipercolesterolemia, diabetes y accidentes cerebrovasculares. Argentina es uno de los primeros países del mundo en índices de muertes por estas enfermedades.
El estudio afirma que el Estado debería evaluar y corregir la orientación de sus políticas sanitarias y priorizar efectivamente las acciones de Atención Primaria. Más allá de las cifras, la investigadora de la Universidad de Buenos Aires y de Flacso, Mónica Sacchi analiza en su libro Mortalidad Infantil, un nombre, un rostro, una familia, seis casos de muerte de nenas y nenes que no llegaron a cumplir su primer año de vida. Sacchi realiza un estudio microsocial (condiciones de vida y salud materna) a partir de las percepciones y los significados que las madres asignaron a las muertes.
En las vidas truncadas de Esteban, Jimena, Micaela, Gabriel, Rosario y María Daniela la intensidad de la pobreza llevó a Mónica Sacchi a preguntarse y a interpelar: ¿qué es lo que falló?.
Argentina produce alimentos suficientes como para dar de comer a varios cientos de millones de personas, posee un alto índice de PBI per capita y un elevado desarrollo científico-tecnológico. En las entrañas de su tierra hay petróleo, gas, oro y plata. El acuífero Guaraní, compartido con Brasil, Paraguay y Uruguay, es una de las reservas de agua potable más importantes del mundo.
La meta del milenio fijada por la ONU para reducir la desnutrición de cara a 2015 parece imposible de lograr dentro de este sistema, en el que todo sobra, hasta los seres humanos.
J.F
miércoles, 20 de enero de 2010
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