El estudio realizado por la Cátedra Odontología Social y Comunitaria constituye la primera etapa de un proyecto mayor cuyo objetivo principal es determinar los distintos factores sociales, culturales, económicos que afectan la morbi-mortalidad dental del grupo etáreo de 60 años y más.
“En esta parte del trabajo hicimos una descripción del estado y la percepción de salud bucal que tienen estas personas” explicó Nidia Tropeano autora del proyecto para quien la investigación revela una crítica situación dental en esta franja de edad.
Comentó que la percepción de la salud bucal de los ancianos es considerada como un elemento del bienestar y calidad de vida, por lo que el objetivo del estudio fue también determinar la percepción que tienen de su salud bucal y cotejarlo con el real estado de sus bocas.
Según el relevamiento, el 37% de las personas consultadas considera muy buena su salud bucal, y buena el 30.19%, pero en realidad tienen un estado bucal que en gran parte de los casos demuestra lo contrario, pues el 71% tiene problemas al masticar, 52% presenta dolor de diente o quijada, 45% posee dentadura postiza y 32.08% tiene dolor o sangrado de encía.
Además de la prevalencia del componente perdido hay mala higiene dental. No obstante no es relevante la enfermedad periodontal, que es la que afecta a las encías y a la estructura de soporte de los dientes y que es una de las causas de pérdida dental.
“Hay una tendencia a creer que los dientes se caen porque la persona está vieja, y esto no es así, ya que los dientes se pierden por falta de prevención a edad temprana. De igual forma se piensa que a esa edad los dientes no conviene arreglarlos porque se van a perder con el paso de los años. La demanda, es entonces, la extracción de la pieza dental y no su curación” aclaró Tropeano.
Explicó que está demostrado científicamente que la mayoría de las enfermedades bucales pueden ser controladas con actividades preventivas y diagnóstico temprano para una disminución significativa de sus secuelas incapacitantes en la tercera edad.
Insistió en desterrar el concepto referido a que los dientes deben sacarse y no arreglarse en la tercera edad, pues ejemplificó que hay personas que consideran que tienen buen estado de salud cuando no tienen piezas dentarias. Sin embargo comentó que en los adultos mayores la prevalencia de dientes perdidos repercute en el estado nutricional, pues el no tener todos los dientes o muelas, o tener dolor lleva a evitar comer ciertos tipos de alimentos comprometiendo una buena alimentación.
Al respecto, contó que con el proyecto apuntan a identificar los diversos factores que influyen en que la tercera edad no mantenga un cuidado debido de la salud, señalando que intervienen cuestiones relacionadas a lo económico, cultural, familiar, una falta de seguimiento profesional a ese grupo etáreo, entre otras razones.
Dijo que desde la universidad observan la necesidad de impulsar acciones que por un lado atiendan la situación actual de las personas mayores de 60 años, pero además que se forjen acciones de promoción y prevención para evitar que se llegue a esa edad con una dentadura en deficiente estado.
Indicó que si apunta a una gestión preventiva no sólo se podría evitar patologías posteriores, sino que también se beneficia el sistema de salud por lo menores costos que implica tener ciudadanos con bocas sanas.
La profesional reiteró varias veces la importancia de conocer la percepción que las personas de 60 años y más tienen de su estado de salud, debido a que cómo quedó corroborado en la investigación, en ocasiones, la visión que tienen sobre su salud bucodental no siempre se condice con el estado real.
Fuente Revista CyT UNNE
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