Dra. María Andrea Gajo Gane
En los meses fríos del año, aparecen los virus que se multiplican en forma acelerada, comienzan entonces las típicas epidemias de resfríos, toses y también la bronquiolitis. Suele producir incertidumbre y miedo en los papás, ya que popularmente se conoce su peligrosidad.
La bronquiolitis es una enfermedad que típicamente aparece en otoño e invierno y afecta a chicos desde los 3 meses hasta los 2 años, pero es más frecuente entre los 4 y 8 meses de vida. El cuadro comienza como un resfrío común entre el 3º y el 4º día, la tos se hace más frecuente y aparece dificultad para respirar con cierto grado de agitación. El bebé se pone muy inquieto y fastidioso, come poco o suele rechazar el alimento y duerme mal (por la tos o por el malestar), puede tener fiebre, que no suele ser muy alta.
ES una enfermedad originada por diferentes virus. Entre los más comunes, está el Sincicial Respiratorio (el más común entre los bebes), el Adenovirus (se acompaña de angina con placas, conjuntivitis y diarrea) y el virus de la Gripe (con todos los subtipos). Pueden detectarse y reconocerse por medio de un método de laboratorio sencillo que analiza el moco aspirado. Los virus implican contagio interhumano, entre alguien que está enfermo y el chico que lo contrae. Es importante aclarar la diferencia con otras situaciones que causan obstrucción bronquial a repetición: los cuadros alérgicos y los producidos por Reflujo Gastroesofágico (no suelen acompañarse de fiebre y son más leves).
Casi todas las bronquiolitis evolucionan favorablemente, entre 1 semana a 10 días. En pocos casos, la inflamación de los bronquíolos es muy importante y pueden desmejorar mucho, presentando mucha agitación y respiración tan dificultosa que impide el ingreso del oxígeno (vital para el organismo) y la eliminación del dióxido de carbono que producen los tejidos. Esta situación es de riesgo para el bebé, en estos casos, se decide internarlo para brindarle todos los elementos terapéuticos que necesita para superar la crisis y restablecerlo a la normalidad.
HAY QUE CONSULTAR LO ANTES POSIBLE ¡¡¡
Tener en cuenta:
Las nebulizaciones con broncodilatadores, los corticoides, la asistencia kinésica .
Los síntomas que deben preocuparnos y que nos indican la desmejoría del bebé son: la agitación y dificultad respiratoria, la quejosidad y el rechazo alimentario .
Realizar precozmente la consulta y no “dejarse estar”.
Cumplir con las indicaciones medicas “tal cual fueron dadas”. En muchas ocasiones, los papás (por miedo a los efectos adversos) bajan las dosis de los medicamentos, administrando cantidades “subterapéuticas” que no mejoran al niño.
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