domingo, 10 de enero de 2010

Listas de espera en centros de atención de adictos al paco


La cercanía de Ramiro a la muerte no fue casualidad. No pensaba que un porro, a los 14 años, sería la puerta de entrada al infierno. "Pasa que me copé, loca. Es así: te sentís mejor y tenés más pilas", trata de explicar, mientras en una hoja avejentada dibuja pequeños palitos. Los palitos representan los días que lleva sin consumir paco. La pausa lo lleva a recordarse cuando cumplió 15: "Ya no podía caminar, necesitaba internarme, me estaba muriendo. Mi mamá no paró hasta que logró que me agarren unos médicos para curarme, porque no podían atenderme en ningún lugar". Es lo que le pasa a cientos de adictos a las drogas en la Ciudad de Buenos Aires: no tienen dónde atenderse.


Los centros de atención no dan abasto y los hospitales no destinan suficientes camas. Por eso, los nombres de estos jóvenes comenzaron a amontonarse en listas de espera en los establecimientos especializados.

Un Censo Nacional de Tratamiento, realizado en junio pasado por el Observatorio Argentino de Drogas de la Sedronar, señaló que hay unas 2.980 camas para internaciones en todo el país. Para la Capital, representaría 13,6 camas cada 100 mil habitantes. Mientras que para Tierra del Fuego la proporción sería de 60 camas cada 100 mil habitantes. El informe detalla que existen unos 592 centros que brindan atención a adictos, de los cuales sólo un 11 por ciento se ubica en la Capital Federal, uno de los distritos más poblados a nivel nacional.

No existen cifras precisas del número de personas que hoy necesitarían internarse, pero hay estimaciones que alertan sobre un déficit. En 2009, una investigación de Clarín reveló que en la Ciudad de Buenos Aires y el Conurbano habría entre 300.000 y 700.000 adictos.

La psicóloga Carta Sciutti, de la Coordinación en Políticas Sociales en Adicciones del Ministerio de Desarrollo Social porteño, admitió que el número de entrevistas semanales aumentó en 2009 de manera notoria.

La funcionaria explicó que, por semana, se acercan entre 30 y 40 jóvenes, de entre 14 y 19 años, en busca de ayuda.

La Ciudad cuenta con tres centros de atención: Casa Flores, Casa Puerto y Casa Faro. Este último es para pacientes en estado crítico y es el único que atiende emergencias. En todos ellos hay listas de espera, según pudo confirmar Clarín, que llamó a sus responsables durante 25 días.

Sciutti aseguró que la Coordinación trabaja junto a 20 organizaciones no gubernamentales, aunque no detalló cuáles eran. "El Gobierno porteño paga los tratamientos ambulatorios o las internaciones de los pacientes", explicó. Y puntualizó que, entre las ONGs y los tres centros de atención, hay actualmente unos 1200 pacientes en tratamiento.

Desde el bloque "Igualdad, oportunidad y trato", de la Legislatura porteña, se creó la Unidad de Seguimiento en Adicciones. La directora de ese proyecto, Patricia Colace, señaló que "en el informe de gestión del Jefe de Gobierno, Mauricio Macri, se detalla que 821 personas se asistieron por adicciones en 2008. Estos datos nos llevan nuevamente a preguntarnos si eso coincide con la demanda existente".

La socióloga Graciela Ahumada, directora del censo de la Sedronar, aclaró que no se pudo determinar el déficit de camas, ni la cantidad de adictos, pero dijo que "habría una falta de cobertura de demanda, la cual no puede ser sostenida totalmente y, según tengo entendido, ha aumentado".

Algo similar planteó Marta Gómez, del movimiento Madres en Lucha. "Sin dudas, el consumo creció un 200% en 2009 y sigue en ascenso, lo vemos a diario", afirmó. Cuando los jóvenes adictos al paco inician un tratamiento, la etapa más complicada es la de admisión. "Muchas madres se acercan o nos llaman desesperadas, porque no logran internar a sus hijos. Desde aquí, trabajamos con Sedronar y conseguimos lugares casi siempre, pero no sabés las vueltas que nos dan".

Fuente: Clarín

0 comentarios: