domingo, 29 de noviembre de 2009

Mensaje del Vaticano / Histórica ceremonia / El Papa pidió luchar contra la pobreza y la corrupción


Dijo que es un requisito para "la consecución de la paz"; fue ante Cristina Kirchner y Michelle Bachelet, en la conmemoración del tratado de 1984, que evitó la guerra entre la Argentina y Chile por el Beagle

ROMA.- Hubo un dispositivo protocolar mayor del que prevé, usualmente, el Vaticano. Diecisiete gentilhombres y más de 20 guardias suizos recibieron a las presidentas Michelle Bachelet y Cristina Kirchner en el patio de San Damaso cuando llegaron juntas. Luego, la Sala Clementina y la figura del Papa se prestaron para un mensaje acotado al eje del encuentro: la conmemoración del Tratado de Paz, que, por mediación de Juan Pablo II, sellaron la Argentina y Chile en 1984, que evitó una guerra. Pero Benedicto XVI fue un paso más allá del recuerdo histórico y expresó, en perfecto español, que "la consecución de la paz requiere también la lucha contra la pobreza y la corrupción".

Hubo un silencio sepulcral en la sala vaticana colmada por prelados y las delegaciones de ambos países. La presidenta argentina, con su capelina negra, no se inmutó. Tampoco lo hizo Bachelet cuando el Papa continuó leyendo: "Para que la causa de la paz se abra camino en la mente y el corazón de todos los hombres y, de modo especial, de aquellos que están llamados a servir a sus ciudadanos desde las más altas magistraturas de las naciones, es preciso que esté apoyada en firmes convicciones morales, en la serenidad de los ánimos, a veces tensos y polarizados, y en la búsqueda constante del bien común".

Fue el último tramo del mensaje (el punto 4, según el texto que luego repartió el Vaticano), cuando Benedicto XVI ya había mencionado las figuras clave de su antecesor Juan Pablo II y de los cardenales Antonio Samoré y Agostino Casaroli, como artífices de las gestiones que desembocaron hace 25 años en el tratado de paz y amistad. Allí, el Sumo Pontífice evocó la paz con una mirada en presente y futuro. Por protocolo el Papa fue el único que habló en la Sala Clementina. Y fue allí donde señaló que "la paz requiere el acceso a una educación de calidad para todos, un crecimiento económico solidario, la consolidación de la democracia y la erradicación de la violencia y la explotación, especialmente contra las mujeres y los niños".

El Papa hizo mención del tratado de paz de 1984, que destrabó el conflicto por el canal Beagle como un ejemplo para mostrarle al mundo que "es necesario perseverar en todo momento con voluntad firme y hasta las últimas consecuencias en tratar de resolver las controversias con verdadera voluntad de diálogo y de acuerdo".

Hubo posteriormente un intercambio de regalos protocolares. Las presidentas de la Argentina y Chile le obsequiaron al Papa un medallón realizado con cobre chileno en el que aparece la figura de Juan Pablo II y de Benedicto XVI. El Papa les dio a las presidentas una medalla.

Antes de esto, Benedicto XVI había mantenido una conversación de 20 minutos con cada jefa de Estado por separado en su biblioteca privada. En el medio de cada diálogo el secretario de Estado del Vaticano, Tarcisio Bertone, mantuvo un encuentro con cada presidenta, acompañadas por los cancilleres y embajadores de cada país.

Según comentaron a La Nacion altas fuentes del Gobierno, del encuentro a solas entre el Papa y Cristina Kirchner sólo trascendió que se habló de los procesos de paz necesarios de llevar adelante en Medio Oriente para destrabar otros conflictos mundiales. Se subrayó que "no hablaron de política interna".

En tal caso, para el Papa sería suficiente con el mensaje posterior convocando desde la paz hasta la lucha contra la corrupción y la pobreza, aunque los funcionarios de la Casa Rosada hicieron luego importantes esfuerzos por dejar en claro ante la prensa que el mensaje papal no se refería a la política interna de cada país, sino a "la lucha por la paz a nivel mundial", como dijeron.

"Fue un mensaje muy positivo y que compartimos, pero que no vemos que se haya referido específicamente a la Argentina o a Chile", expresó el embajador en el Vaticano, Juan Pablo Cafiero.

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