viernes, 27 de noviembre de 2009

La actividad física en la artritis reumatoidea


DR. ANTONIO HESSEL

Un tema tan controvertido como importante, la práctica de ejercicio físico en pacientes con artritis reumatoidea, ha sido (y continúa siéndolo) objeto de dudas y vacilaciones.


Los expertos, no obstante, consideran que se trata de una actividad esencial que no debe ser dejada de lado, por los beneficios que trae consigo.
Entre ellos:
Permite que las personas (con o sin artritis reumatoidea) vivan más y de mejor forma
Practicado con regularidad, mejora el dolor en general
Colabora en la mantención de la fortaleza ósea.
Conserva la fuerza muscular

Mejora la capacidad funcional, permitiendo al paciente con artritis reumatoidea tener una mayor autonomía para las acciones básicas de su vida
Incrementa la sensación de autoestima y facilita la adaptación a la problemática articular.
A continuación, veremos algunas de las preguntas más frecuentes sobre este tema.
1- Entiendo que ejercitarse aún con artritis reumatoidea es una buena práctica, pero: ¿Es seguro hacerlo bajo estas circunstancias?

Sí, sobre todo si se toman en cuenta cuáles son aquellos grupos de actividades físicas que son indicadas. Estos son: estiramiento, fortalecimientos y condicionamientoEjercicios de estiramiento. Consisten en estirar y mantener en esta posición determinadas articulaciones, durante 10 a 30 segundos

Fortalecimiento. Involucra ejercitar un músculo (o grupos musculares) contra una resistencia

Condicionamiento. Se refiere al ejercicio aeróbico, que mejora el rendimiento cardiovascular.
2- Existe algún tipo o tipos de ejercicios que deben evitarse si una persona padece artritis reumatoidea?

En general, deben dejarse de lado todas aquellas prácticas que sobrecarguen una articulación, es decir, los denominados de “alto impacto”. Entre ellos, pueden mencionarse, correr (particularmente sobre suelos duros) o levantar pesos pesados.

No quiere decir que estas actividades estén prohibidas, sino que es necesario adoptarlas con cautela, y siempre solicitando la autorización al médico que lo trata.

Para poder llevar a cabo esta doble necesidad (hacer ejercicio físico pero sin acentuar la problemática articular inflamatoria), puede ser necesaria la asistencia de un terapista físico que integre el equipo de cuidados del paciente con patología reumática.

En este sentido, en todo el mundo existen pautas y recomendaciones específicas para cada caso, que se basan en las experiencias en grupos importantes de pacientes.

Por este motivo, antes de iniciar una actividad, consulte con su médico y luego: ¡Anímese a moverse! Lo recomienda el Centro de Tratamiento del Dolor Dr: Hessel Antonio.

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