domingo, 8 de agosto de 2010

Investigadores sostienen que los textos escolares alentaron la discriminación de los indígenas

El papel que jugaron los libros de lectura en la historia fue fundamental en el proceso de construcción de la Nación y de creación de la identidad nacional. En este sentido, investigadores latinoamericanos y europeos se unieron en una red para estudiar el rol que tuvieron manuales y textos escolares como factores importantes en estos procesos. Los estudios mostraron cuán exitosa fue su aplicación al tiempo que dejan entrever cómo instalaron en las comunidades imaginarios pocos acertados con la realidad.


Así, y con el fin de compartir los resultados de estudios realizados, historiadores de la educación participan en la Facultad de Humanidades de la UNNE de un Seminario de Posgrado sobre el acceso a los saberes letrados en Argentina. Se trata de una actividad del Proyecto RELEE II (Redes de Estudios en Lectura y Escritura), miembro a su vez de una red mayor que incluye a universidades europeas y que tiene como fin la investigación, el relevamiento y catalogación de textos escolares y su puesta a disponibilidad por medio de Bibliotecas Virtuales.

En la actualidad puede consultarse la Biblioteca Virtual del Alfa Patre Manes (http://www.uned.es/manesvirtual/bibpatremanes.html) que fue elaborada con financiamiento del Programa Alfa de la Comunidad Europea y que también se puede encontrar en el sitio web de la Facultad de Humanidades de la UNNE, http://hum.unne.edu.ar/investigacion/educa/alfa/index.htm. También se puede visitar la Biblioteca Virtual “Lectura y escritura en los manuales escolares. Textos e imágenes” ( http://hum.unne.edu.ar/investigacion/educa/web_relee/biblio.htm). En estos sitios se podrá acceder al link de Bases de Datos, actividades de la red y otras informaciones.

Un propósito que se deriva de estas actividades es el de colaborar en generar cambios respecto de este tipo de discursos escolares que promovieron la invisibilización de las comunidades originarias y la discriminación, así como aportaron a construir una imagen de nación homogénea y descendiente sólo de la inmigración extranjera.

Para la primera de las Bibliotecas Virtuales del Alfa Patre Manes (Patrimonio Manuales Escolares) “nos convocó el análisis del papel de los libros escolares en la constitución de las naciones y de las identidades nacionales en el periodo comprendido entre las últimas décadas de 1800 y las tres primeras de 1900”, explicó la Magíster Teresa Artieda, titular de la cátedra Historia de la Educación Argentina de la Facultad de Humanidades de la UNNE y co directora del Proyecto RELEE II, cuyo director es el profesor Héctor Rubén Cucuzza, titular de Historia Social de la Educación de la Universidad Nacional de Luján. En esa etapa intervinieron universidades de América Latina y de Europa, coordinadas por el Centro de Investigación MANES de la Universidad Nacional de Educación a Distancia, de Madrid, bajo la dirección de la Dra. Gabriela Ossenbach Sauter.

La red interuniversitaria de investigación trabaja desde 1996. La mirada, en general, es crítica respecto a los aportes que instalaron en el imaginario colectivo los libros escolares, no sólo en Argentina sino en otros países que integran el grupo. “Un historiador británico acuñó la expresión de ‘invención de la nación’ que sintetiza la idea de una invención modélica a la que se buscó ajustar la idea colectiva de nación que sostuvieran sus habitantes”, expresó la especialista para explicar la línea que sostienen respecto al rol que jugaron los materiales escolares de lectura.

Para ser más clara, Teresa Artieda ejemplificó: “En Argentina se instaló el imaginario de que venimos de los barcos cuando eso significó sólo una proporción de la población, si bien indiscutiblemente importante, pero sólo una proporción. Que además, es posterior a la población originaria y la desplaza de su territorio en muchas regiones como por ejemplo el Chaco o La Pampa. Es un imaginario de homogeneidad, que se fue instalando a lo largo de los años y que constituye un proceso político y cultural de invisibilización de la heterogeneidad que nos es constitutiva”.

Este proceso de “inventar la nación” como una entidad homogénea, con una única cultura, un único idioma, una historia válida, una serie de próceres, de símbolos y de hechos simbólicos a ser celebrados anualmente, es el que va ir construyendo la tradición “que supuestamente es la única y común”. Esto es lo que significa invención de la nación, algo que no sucedió solo en Argentina sino que es un proceso de los países de América Latina, y Europa en siglos anteriores”.

Diversidades obviadas. Explicó Teresa Artieda que los libros escolares instalaron una galería fija de próceres, una bandera, una idea de patria y un idioma, que es el castellano. “Pero si extendemos la mirada, nos damos cuenta que sólo en Chaco, por ejemplo, tenemos además del castellano, los idiomas de los pueblos Wichí, qom, y Moqoit, además con sus variedades dialectales propias, lo que hace una pluralidad lingüística muy valiosa. En Corrientes, sin ir más lejos, tenemos guaraní hablantes y una ley provincial que pone este idioma en valor, como debe ser”.

La escuela argentina, sin embargo, fue parte del proyecto político de homogeneización de fines del siglo XIX y principios del XX que obturó esta diversidad y la fue colocando en el lugar de la barbarie”, criticó la docente universitaria e investigadora al reconocer otro ejemplo: “Hay libros de lectura de aquella época que tienen lecturas típicas. Recuerdo ‘Nuestro libro’, para segundo grado, aprobado por el Consejo Nacional de Educación. Una lectura se titula ‘Los habitantes de nuestro país’ donde se menciona a los inmigrantes y de los indígenas no se dice una sola palabra. Y dando vuelta la página, otra titulada ‘Los indios’. Una se pregunta, por ejemplo: ¿Los indios no se encuentran en la categoría ‘habitantes’? Lee el texto y es muy claro: en realidad, no. Si este tipo de enseñanza para niños argentino tiene éxito, hasta podrán negar su condición de humanidad a guaraníes, vilelas, mapuches, en fin. De ahí a anular la diferencia, a rechazarla. Surge en quienes se convencen de ello como una concepción y una conducta natural, casi que de sentido común. Esa es la gravedad de este tipo de contenidos.”

“Son matrices de aprendizajes que se fueron repitiendo en los libros de lectura a lo largo de décadas y colaboraron en inventar imágenes de los pueblos indígenas y la historia de relaciones entre ellos y la sociedad nacional dominante. Formaba parte del proceso de invención de la nación. Era funcional porque ubicarlo en el lugar de lo salvaje, o en el mejor de los casos en el de la carencia y la incompletud (no son como nosotros y hay que ayudarlos a que lo sean), ayudaba en las argumentaciones para apropiarse de los territorios que ocupaban, disputa fundamental de parte de la época a la que aludimos”.

Pero además, Artieda sostiene que los libros utilizados en la escuela a lo largo de la historia “nunca han sido neutrales, algo que no es privativo de Argentina, por supuesto”. Por eso, una de las cuestiones fundamentales del Seminario que se hace en la Facultad de Humanidades bajo el título “Historia del acceso a los saberes letrados en Argentina c.1880/2000. Perspectivas nacionales y temas regionales”, es poder comprender la ausencia de neutralidad de los textos escolares en tanto participan de las disputas por la fijación de sentidos sobre lo social, y el hecho de que las prácticas de la lectura y escritura expresan prácticas sociales de poder.

Nuevas versiones discursivas. Respecto de los pueblos originarios, la investigadora señaló que conforme pasó el tiempo se fueron registrando cambios en los libros de lectura. Luego de la última dictadura cívico-militar y hasta aproximadamente mediados de los 90, identifica tres versiones discursivas. La primera es la que se llama de “las continuidades” donde se mantienen las matrices que alimentan la discriminación. Otra, que reconoce la diversidad pero alude, en igualdad de condiciones y tratamiento, a sujetos especiales, pueblos indígenas, hijos de extranjeros que habitan el mismo suelo, cuando se trata de grupos, realidades e historias bien diferentes. La tercera versión, devela las historias cruentas de despojo, etnocidio y desaparición de pueblos indígenas, los intereses en relación con los territorios en disputa, así como la riqueza, el grado de organización, resistencia y vitalidad que mantienen y que se están haciendo visibles en las décadas recientes.

Si bien, no existe algún estudio cuantitativo que permita determinar qué línea discursiva prevalece en el sistema educativo, Artieda considera que “hay un importante avance en los modos de pensar y de mirar a los pueblos indígenas y de interpretar más complejamente nuestra historia. Los cambios están apareciendo, aunque no son suficientes”.

También es claro que está avanzando un discurso diferente respecto de la complejidad de la historia toda, de Argentina y de América del Sur, en libros, películas, documentales, conferencias. “Y que son cada vez más los argentinos y las argentinas que leen, asisten a charlas, ven películas, en fin, se informan y se forman de un modo que nos parece esperanzador en vistas de un país que profundice la democracia y la redistribución de los bienes materiales y culturales para todos y todas”.

Seminario. El Seminario de Posgrado sobre la “Historia del acceso a los saberes letrados en Argentina c.1880/2000. Perspectivas nacionales y temas regionales” se realiza en la Facultad de Humanidades de la UNNE, desde el 5 de julio y finalizará el 7 de agosto. Con acceso gratuito, está destinado a docentes e Investigadores del campo de la educación, las letras, la historia, la bibliotecología y las ciencias sociales.

Fue organizado por el Proyecto RELEE II (Redes de Estudios en Lectura y Escritura) del que participan la Universidad Nacional del Nordeste, la Universidad de Luján (UNLu), la Universidad de Comahue (UNCo) y el Instituto de Ciencias de la Educación de la Facultad de Humanidades de la UNNE.

La dirección del Proyecto RELEE, en cuyo marco se lleva a cabo el seminario, está a cargo del profesor Héctor Rubén Cucuzza, de la UNLu, con la codirección de la Magister Teresa Laura Artieda, de la UNNE. Es la Secretaría de Políticas Universitarias (SPU) del Ministerio de Educación y Cultura de la Nación, la que financia las actividades que se desarrollan en el plan.

“La idea del Seminario ha sido la de convocar a especialistas en la temática, de modo de compartir resultados recientes de sus investigaciones, reflexiones y prácticas, y de ponerlos a disposición entre docentes e investigadores de la región”, comentó Teresa Artieda. Ellos son María Cristina Linares y Roberta Paula Spregelburd de la UNLu, Carolina Gandulfo del Instituto San José de Corrientes, Ana María Gorosito Kramer de la UNAM, la citada Teresa Artieda y Francisca Isabel Pereira Maciel, de la Universidad Federal de Minas Gerais. “Esta destacada profesora brasileña, integrante del Proyecto RELEE por su universidad, nos ayudará a pensar procesos como el que ejemplificamos según se desarrolló en su país. Para ello expondrá en este cierre del Seminario, sobre ‘La producción de la identidad nacional brasilera en los libros de lectura de las décadas de 1950 a 1990’.”

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