El autor de la medida con la cual el Estado nacional desde 1998 conmemora los 25 de marzo el Día del Niño por Nacer, Juan José Laprovitta, propuso reflexionar hoy sobre “la grave situación” generada con la utilización de embriones congelados, método para la fecundación in vitro que -denunció- “somete a un trato inhumano a más de 400 mil niños por nacer en el mundo”.
En el marco de la celebración, la Iglesia Católica de Corrientes emprenderá una campaña de difusión para estimular la concientización sobre “la dignidad de la vida”.
“La industria de la producción embrionaria y la fecundación in vitro se vale del sufrimiento de las parejas que no tienen la posibilidad de concebir un hijo, ‘cosificando‘ a miles de niños por nacer”, denunció ayer Laprovitta, médico co-rrentino que se desempeñó como secretario de Culto de la Nación y fue el autor del Decreto Presidencial 1406/98, que declara los 25 de marzo de cada año el Día del Niño por Nacer.
El profesional sumó su reflexión a una declaración del Secretariado de Pastoral Familiar del Arzobispado de Corrientes, que celebrará la jornada con actividades especiales de concientización sobre “la dignidad de la vida por nacer”. La Pastoral repartirá volantes en la peatonal Junín y en la Plaza Vera y distribuyó un texto con una Declaración elaborada con el acompañamiento del Arzobispo, monseñor Andrés Stanovnik, y de sus sacerdotes asesores.
Laprovitta ayer propuso reflexionar sobre la importancia del respeto a la vida por nacer, en contra de las campañas a favor del aborto legal y además, de la utilización en laboratorios de óvulos fecundados. “En todo el mundo hay más 400 mil embriones congelados en nitrógeno líquido, que son vidas suspendidas, sometidas a un trato indigno”, aseguró el profesional.
Al mismo tiempo, justificó su postura con un estudio de la universidad de Aarhus -Dinamarca- en el que se comprobó que es cuatro veces más alto el riesgo de que nazca muerto un feto fecundado in vitro, estudio realizado sobre 20 mil embarazadas. “Eso demuestra que no se puede seguir permitiendo que la industria de la producción embrionaria continúe ‘cosificando‘ la vida humana por nacer”, indicó Laprovitta.
En la declaración emitida por el Secretariado de Pastoral Familiar, la Iglesia expresó su “cercanía y apoyo a todas las acciones que defiendan la vida humana contra toda amenaza violenta, especialmente las que tiendan a proteger la vida humana desde su concepción hasta su fin natural”.
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