miércoles, 9 de diciembre de 2009

Monseñor pidió a María fortaleza para los representantes que gobiernen por el bien común


Durante la homilía en la celebración de la Solemnidad de la Inmaculada Concepción de María, monseñor Andrés Stanovnik pidió a la Virgen “por nuestro pueblo, por sus gobernantes y por todos aquellos representantes que fueron elegidos en las últimas votaciones, concédeles fortaleza para que gobiernen al servicio del bien común y no caigan en la tentación de hacerlo en provecho propio”.

La misa central para celebrar la solemnidad de la Inmaculada Concepción de la Virgen María se llevó a cabo ayer a las 20 en la Basílica de Itatí y fue presidida por el arzobispo de Corrientes, monseñor Andrés Stanovnik. Durante la homilía resaltó los valores de María y le pidió que interceda ante Dios por el pueblo y por los dirigentes que fueron electos para gobernar los próximos años.

Con claridad, el pastor se refirió a la Inmaculada Concepción y dijo que “nos hace pensar en otra señal de la ternura que Dios tuvo con María. Él preservó del pecado a la que iba a ser la madre de su Hijo. María fue concebida sin pecado. Cuando llegó el momento de la decisión, María, dejándose llevar por la ternura de Dios en la que había crecido, le dio su obediencia total al Espíritu Santo: "Yo soy la servidora del Señor, que se cumpla en mí lo que has dicho". Así, la manifestación más alta de la misericordiosa ternura de Dios hacia los hombres se cumplió, cuando ella dio a luz a su Hijo Jesús, lo envolvió en pañales y lo recostó en un pesebre”.

En esa línea, subrayó que “el gesto máximo de la ternura de Dios Padre fue darnos a su Hijo Jesús. En el rostro de Jesús brilla la ternura paterna de Dios. En realidad, toda la ternura de Dios se derramó sobre el hombre cuando Jesús abrazó nuestra condición humana, nació de María Virgen, padeció, fue crucificado, murió y al tercer día resucitó de entre los muertos, subió a los cielos y está sentado a la derecha del Padre, como rezamos en el Credo”.

“Hoy venimos a suplicarle, muy especialmente, que nos conceda paciencia en la vida, fortaleza en las tentaciones y consuelo en la muerte. En estos tiempos que nos toca vivir, se necesita mucha paciencia para mantenerse en el bien y no dejarse tentar por el mal y caer en él”, remarcó monseñor Andrés. En ese sentido, expresó que “la gran mayoría de la gente anhela paz, que no falte el trabajo y el pan, que tienen que venir siempre como fruto del esfuerzo y de la responsabilidad de gobernantes y ciudadanos; y que haya esperanza y un futuro digno para sus hijos. Sin embargo, el mal nos tienta, nos confunde y nos enfrenta unos a otros. Tiernísima Madre de Dios y Madre nuestra, hoy te pedimos por nuestro pueblo, por sus gobernantes y por todos aquellos representantes que fueron elegidos en las últimas votaciones, concédeles fortaleza para que gobiernen al servicio del bien común y no caigan en la tentación de hacerlo en provecho propio o de un solo sector”.

(Fuente El Litoral)

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