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El equipo halló también que mientras los hijos de padres que abusaban psicológicamente de sus parejas eran más propensos a ser violentos, no así aquellos expuestos a hechos de abuso físico entre los padres.
En general, los factores que sí elevaron el riesgo de tener conductas violentas tuvieron efectos bastante reducidos. Según el equipo, los próximos estudios deberían ocuparse de grupos de factores de riesgo, en lugar de un solo factor.
Un gran porcentaje de atención mediática suele concentrarse en factores individuales, como el uso de videojuegos violentos, aun cuando no hay evidencias de esa relación.
El equipo investigó la relación entre varios factores de riesgo de la conducta violenta; para eso, estudió a 603 niños, de entre 10 y 14, y a sus padres o tutores. La mayoría de los niños era de origen hispano. El 15 por ciento dijo que había cometido delitos no violentos y el 12 por ciento, que había participado en un hecho delictivo violento.
Como se dijo, los factores de riesgo más sólidos de conducta violenta fueron la depresión y tener amigos delincuentes. Otros fueron el abuso psicológico entre padres, la personalidad antisocial, las relaciones negativas con adultos y los conflictos familiares.
Ferguson opinó que quizás sea útil orientar los programas a la prevención de la violencia juvenil "a los niños deprimidos que navegan con otros niños en el mismo barco".
La buena noticia, agregó, es que la violencia juvenil bajó en Estados Unidos desde fines de los 60. "En general, las cosas están mejorando para la juventud, a diferencia de lo que la mayoría piensa", dijo Ferguson
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