domingo, 14 de noviembre de 2010

Alertan que ya se consume droga desde los ocho años

El 60% de los delitos violentos son cometidos por adictos.
Cada vez hay más consumo de drogas y de alcohol en la Argentina, y se comienza a edades más tempranas. En muchos casos, el inicio es a los 8 años.

Esta emergencia social, que afecta principalmente a jóvenes y adolescentes, fue analizada por la Iglesia, en la asamblea plenaria de obispos, que concluyó ayer, en la que se advirtió que "el país carece de una política pública global que provea de recursos para la creación de centros asistenciales en todo el país".

Un informe analizado internamente por los obispos, al que tuvo acceso La Nacion, revela que unos tres millones de personas, casi el 10% de la población de 15 a 64 años, consume alguna droga. "Hace diez años la Argentina era un país de tránsito y consumía el 1% de la población", explicó la licenciada Marcela Ovejero, secretaria de la Pastoral Nacional sobre Drogadependencia del Episcopado. El organismo es conducido por el obispo de Gualeguaychú, monseñor Jorge Lozano, quien advirtió sobre la vinculación de esta problemática con "las mafias del narcotráfico que se quieren instalar y controlar espacios de poder".

Los miembros de la comisión, encabezados por el coordinador, Horacio Reyser, aportaron a los 80 obispos que participaron del plenario episcopal otro dato alarmante: en los últimos años del secundario, el 15% consume marihuana, proporción que se duplica y trepa al 30% en el conurbano bonaerense.

El alcohol también causa estragos y tiene un alcance masivo, ya que lo consumen el 90% de los adolescentes, dijo Ovejero.

El informe que los obispos analizaron en la reunión de Pilar revela que el 60% de los delitos violentos son cometidos por jóvenes bajo la influencia de la droga.

Las estadísticas se basan en el Informe Mundial sobre Drogas 2010, presentado en abril pasado por las Naciones Unidas. Allí se indica que el tráfico de drogas mueve en el mundo más de US$ 700.000 millones por año y que la Argentina es el principal país de consumo de cocaína en América del Sur.

La cocaína llegaba en 1999 al 1,9% de la población (de 15 a 64 años) y en 2007 el índice había ascendido al 2,6%, lo que significa unas 600.000 personas.

En cuanto a la marihuana, hace unos años la Argentina era el segundo país consumidor de la región y hoy es el primero. La consume el 7,2% de esa franja, según el Informe Mundial sobre Drogas.

El escenario se agrava con los efectos devastadores del paco, la sustancia surgida de los residuos de la cocaína y que se extiende más allá de los grandes conglomerados urbanos (ver aparte). "Es la droga más barata y más adictiva, y no sólo la consumen las clases bajas. Antes la encontrábamos en Rosario, el Gran Buenos Aires, barrios de la Capital y otras ciudades. Ahora, hay paco y lo que llamamos «sobrantes de sobrantes» en poblaciones más chicas del interior, como San Pedro [Jujuy], Orán, Tartagal, Pichanal [Salta] y Santiago del Estero", explicó Ovejero.

En junio pasado, el Equipo de Sacerdotes para las Villas de Emergencias advirtió en un documento que "el paco es el nuevo rostro de la exclusión, y el Estado, como organismo, hoy está ausente".

Hora de prevenir
"Los obispos preguntaban de todo, especialmente por las estrategias de prevención", confió Ovejero.

Apuntar a la prevención, fortalecer los planes en las escuelas y desechar propuestas simplistas, como la despenalización y la legalización son las sendas que propone transitar la Iglesia. "Sería un error colosal poner fin a la fiscalización de los estupefacientes", recomienda la Pastoral sobre Drogadependencia. El propio informe de la ONU sostiene que "las drogas no son dañinas porque se fiscalicen, se fiscalizan porque son dañinas".

Entre los obispos hay consenso en que "en estos últimos años parece haber un fuerte impulso ideológico que promueve el derecho a consumir".

En una encuesta realizada en 23 diócesis del país, el 53,3% de la gente mencionó el fenómeno de la droga entre los principales problemas del país, en segundo lugar detrás de la pobreza.

Entre otras estrategias, la Iglesia se fijó el desafío de promover una fuerte capacitación de agentes pastorales para asistir y acompañar a las personas afectadas por las adicciones. "Mucha gente no se mete porque piensa que el problema hay que derivarlo exclusivamente a los psicólogos y psiquiatras", dijo Ovejero, convencida de que todos los laicos pueden dar una mano.

La Iglesia promueve que se desarrolle un plan de prevención en las escuelas, con contenidos transversales y aportes de distintas disciplinas. "Hay que formar a los chicos en hábitos, actitudes, valores, diálogo, para que puedan tener un pensamiento crítico, tomar decisiones y hacer frente a las presiones del grupo. Muchas veces, sin necesidad de pronunciar la palabra paco o cocaína se puede prevenir", comentó Ovejero.

Para esa tarea, coinciden los obispos, hay que involucrar a toda la comunidad escolar. Alumnos, docentes, directivos, las familias y hasta el portero del colegio.

EL INFORME

"La primera causa que impulsa a los jóvenes a la droga es la falta de claras y convincentes motivaciones de vida."

"Poner fin a la fiscalización de los estupefacientes sería un error colosal. "

"La falta de centros de atención provoca situaciones angustiantes en las familias, que no encuentran respuestas a las necesidades que plantea la drogadependencia. "

"En los últimos años parece haber un fuerte impulso ideológico que promueve el derecho de consumir."

Episcopado
Informe de la pastoral sobre drogadependencia

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