“A pesar de todos los discursos y la aparente coincidencia general, aún no se ha podido lograr que la educación sea efectivamente el motor para el desarrollo. Sólo han quedado buenas intenciones en la formulación de propuestas, por la falta de políticas públicas permanentes que aseguren los compromisos y recursos necesarios”. Así de contundente el rector de la Universidad Nacional del Nordeste, doctor Adolfo Torres se refirió en su disertación sobre la “Deuda de la educación para con la Niñez, la adolescencia y la juventud” realizada en el marco de la V Jornada “Constructores de la Sociedad”, organizada por la Comisión Arquidiocesana de Justicia y Paz bajo el lema “Deuda Social, nuestros niños y nuestros ancianos”.
El rector Torres, uno de los oradores que cerró la jornada, dijo estar convencido de que la deuda más importante para con los niños y jóvenes es “la educación”. “Tengo la certeza que si lográramos un desarrollo educativo integral de calidad, otras deudas no existirían” remarcó.
El evento que se realizó el Aula Magna de la Facultad de Ciencias Económicas tuvo también como disertantes al obispo de la ciudad de Resistencia Fabricio Sigampa; al director del Observatorio de la Deuda Social, Agustín Salvia y la senadora nacional Hilda González de Duhalde.
A lo largo de su ponencia el Rector de la Universidad Nacional del Nordeste analizó distintos aspectos del tema educativo. Así, al referirse a las índices de escolarización e inclusión educativa, expresó que de la misma manera que son positivas estas cifras en los distintos niveles: “también se advierte que en la Argentina son importantes los índices de repitencia, desgranamiento y deserción”. “Es decir, tenemos buena inclusión pero no tenemos buena contención en los ámbitos secundarios y universitarios para que los jóvenes que ingresan puedan terminar sus estudios”.
Remarcó la necesidad de volver a instalar la idea de que la educación formal sigue siendo esencial y sobre todo inseparable del esfuerzo. “Educarse es un trabajo difícil, complejo que hace uno sobre sí mismo”. “Se ha instalado una idea, un pensamiento, de que la educación debe ser adquirida de la manera más fácil posible, y efectivamente eso es imposible. No se puede educar sin esfuerzo personal”.
Cuestionó el facilismo que la sociedad materialista enarbola. “La educación está incorporándose rápidamente al mundo del entretenimiento Light. Y toda apelación al esfuerzo, es considerado como una actitud represiva que priva a los niños y jóvenes de ese mundo idílico en el que tal vez debieran vivir”.
Estratificación social. Otra de las variables del sistema educativo argentino analizado por el Rector Torres es el referido al déficit educativo en correlación con la estratificación social. Expresó que los niños y adolescentes de bajos recursos son los que presentan más dificultades para transitar la educación primaria y secundaria.
Entre los chicos de 11 y 14 años, el 20 por ciento está retrasado o directamente ya abandonó la escuela. Aproximadamente un 10 por ciento de los adolescentes de entre 13 y 17 años no asiste a la escuela secundaria.
“Esto nos puede llevar a decir que en la actualidad una importante cantidad de niños y jóvenes están fuera del sistema educativo. Y los que están comprendidos en el mismo, en muchas ocasiones no pueden acceder a una educación de calidad, hecho este de tanta importancia como la ausencia de educación” expresó.
Tuvo también expresiones con respecto a la importancia de la permanencia de los jóvenes y niños en el sistema educativo. “En los hechos concretos demostramos una escasa preocupación por la educación y esencialmente por una educación de calidad y por la permanencia de los niños y jóvenes en el sistema”.
“En alguna medida se tendió a lograr que la familia se preocupe por la educación y por enviar a sus hijos a la escuela, y que permanezcan en ella hasta la finalización de sus estudios. Pero estoy convencido que aún debemos ser más profundos en las medidas y más consecuentes con los resultados a mediano y largo plazo”.
Datos. Estos son algunos de los datos aportados por el doctor Torres teniendo como fuentes estudios realizados por distintos organismos en América Latina.
-Latinoamérica cuenta en la actualidad con más de 30 millones de analfabetos. De los cuales 16 millones están en Brasil. Ese país tiene la paradoja de tener el mejor sistema de educación superior de América Latina y el mayor número de analfabetos.
-Casi el 40 por ciento de los jóvenes y adultos brasileños no completó la educación primaria. Casi el 30 por ciento de los jóvenes no estudia ni trabaja. Existe además una marcada desigualdad social. Mientras los alumnos que provienen del 20 por ciento de las familias con mayores ingresos, reciben en promedio 11 años de educación; las familias que se encuentran en el 20 por ciento de menores ingresos solo logran permanecer en promedio tres años en el sistema educativo.
-Argentina no escapa en gran medida a esta realidad. El porcentaje de la fuerza de trabajo conformado por personas entre 15 y 64 años que no han completado la educación media, hoy considerada como el mínimo requerido para trabajar es del 58 por ciento. En Canadá es del 16 por ciento.
-Otro indicador preocupante es que en ese mismo grupo de edad, solo un 14 por ciento posee educación terciaria completa. Esta cifra contrasta con el 38 por ciento que presenta Suecia.
-La diferencia entre los grupos sociales también es evidente. Hoy hay alrededor de 900.000 jóvenes argentinos menores de 25 años que no estudian ni trabajan.
Política de Estado. “Desde mi óptica, no se advierte una política permanente en materia educativa. La posibilidad efectiva de concretar acciones no aparece con el soporte de una política institucional de estado que supere a los gobiernos y que permita el desarrollo de las condiciones naturales de los pueblos”.
Continuando con este razonamiento el doctor Torres expresó que a pesar de la aparente coincidencia general, no se ha podido lograr que la educación sea efectivamente el motor para el desarrollo. “Solo han quedado buenas intenciones en la formulación de propuestas por la falta de políticas públicas permanentes que aseguren los compromisos y recursos necesarios”.
El rector de la Universidad Nacional del Nordeste cerró su disertación con este pensamiento. “Hoy el futuro de la humanidad exige la formación de ciudadanos concientes capaces de situarse en su contexto, conocedores de las lecciones del pasado y atentos a su capacidad de incidir de forma responsable en el porvenir. En el bien entendido de que cuanto mayor sea nuestra capacidad de anticipación, menores serán los costos que habrá que pagar para encontrar a tiempo soluciones convenientes”.
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